Así es la vida

La Virgen olvidada: Nuestra Señora de las Mercedes, legítima patrona de Cochabamba

A doscientos años de nuestra lograda independencia: ¿QUÉ SABEMOS O RECORDAMOS DE NUESTRA VERDADERA PATRONA Y BENEMÉRITA VIRGEN? Aquella imagen, otrora principal protagonista en la vida cotidiana desde tiempos de la Colonia e inicios de nuestra formación como República, en quien antiguos pobladores descargaron sus penas, agradecieron sus dádivas y depositaron su esperanza amparados en un inmenso caudal de fe, capaz de viabilizar el milagro anhelado; hoy, tristemente, se halla desterrada de nuestras plegarias, expropiada de su iglesia viviendo su exilio aislada en el atrio lateral de nuestra Catedral.

A pesar de esta triste y actual realidad, la Virgen de las Mercedes nos aguarda de pie, pero con la cabeza gacha, su mirada triste y unos ojos al borde del llanto, venerada por una minoría de fieles que la visitan esporádicamente más por curiosidad que por devoción.

Autoridades e instituciones cochabambinas planifican desde ya los festejos a realizar, conmemorando el bicentenario de BOLIVIA (1825-2025), dejando de lado la importancia de la principal heroína: la Virgen de las Mercedes, legítima patrona de Cochabamba.

Aún y a pesar de la  creciente fama que ostenta la virgen de Urkupiña asentada en la localidad de Quillacollo, promocionada por frailes y laicos que comercian con su protagonismo, nuestra heroína espera paciente poder recuperar su patronato y, nuevamente, ser reconocida como COTITULAR DE LA ARQUIDIOSIS DE COCHABAMBA .

La Virgen de las Mercedes, nuestra Santa Patrona, cuya imagen original data de su llegada al Virreinato en 1531, además de ser la Virgen Redentora de los Cautivos de España, arribó al “Nuevo Mundo” junto a Pizarro y los primeros conquistadores, escoltada por la Orden de los Mercedarios, - en aquel entonces el clero privilegiado protegido por Francisco Pizarro y mimado por todos sus descendientes, en especial por su hija legitimada por su magestad y heredera al marquezado que le otorgara el Reino de España a su padre: Doña Inés Francisca Pizarro, ñusta de Huaylas y la primera mestiza más rica del virreinato, que migró exiliada a España tras la muerte de Gonzalo Pizarro, hermano de su padre-.  Su réplica, tallada en madera hace más de cuatrocientos años, se encuentra actualmente custodiada en nuestra Catedral cochabambina. Esta imagen, originaria del Alto Perú, representa a la Patrona residente cochabambina desde que en el año de 1.600 la Orden de los Mercedarios construyera su Templo sobre un Manzano de la actual Plaza Mayor (hoy calle Sucre).  

Debido a su participación presencial en la BATALLA DE HAMIRAYA de 1811, en la que,  la imagen de la virgen fue llevada en andas por los soldados como protectora del ejército rebelde, ésta fue víctima de varios disparos de bayoneta perdiendo dos dedos de la mano derecha a merced de las tropas realistas. La imágen milagrosa también fue venerada por cientos de sus devotos cuando escoltó a la orda de féminas hasta al pie del cerro de la Coronilla ya que, en ausencia de hombres y sin distinción de clase social, cincuenta valerosas mujeres armadas de machetes, palos y hondas, treparon unidas hasta la cima de la Colina de San Sebastián para defender a su patria de la invación realista, y ser aniquiladas despiadadamente por las tropas invasoras durante la matanza de 1812, liderada por el sanguinario Goyeneche y un ejército que no dejó a ninguna de pie. Fueron estos los hechos que justificaron el que en 1881 la Virgen de las Mercedes sea declarada por su Santidad el papa león XIII como “PATRONA Y COTITULAR DE LA ARQUIDIOSIS DE COCHABAMBA”.

 Previo a nuestra independencia, poco antes de los alzamientos en las colonias españolas, suscitados con la finalidad de forjar una patria liberta, su devoto protector Don Joaquín Mariano Antezana trasladó la imagen de nuestra patrona a la Iglesia de San Sebastián. Después de consolidarse la independencia, la imagen de la auténtica heroína de la guerra de la Independencia fue llevada al Monasterio de Santa Clara y de allí a la Catedral, en donde se aloja desde que perdiera su Iglesia, cuando expropiaron y fraccionaron el Convento de los curas mercedarios para crear mercados, construir edificios y habilitar galpones para la Alcaldía y, posteriormente, demoler en su totalidad la construcción de ese Templo considerado una reliquia, además de patrimonio histórico por su protagonismo y antigüedad, con una estructura de piedra, sus paredes de adobe, el techo de teja colonial a gran altura, que apoyado sobre vigas de madera de cedro ostentaba el escudo de los Mercedarios en su frontis. Todo este patrimonio histórico, confiscado para dar en comodato a COMTECO (Cooperativa telefónica de Cochabamba), su lote, sito en la Av. 25 de mayo y calle Sucre, pignorando su valor histórico así como significado religioso, ya que en épocas convulsivas de la guerra de la Independencia este monasterio prestó valiosos servicios como refugio de patriotas perseguidos, siendo el centro de reuniones de los rebeldes y conspiradores contra la opresión de los peninsulares. La histórica y desaparecida campana de bronce sellada con el escudo de la Orden de los Mercedarios deberá recuperarse para escucharla repicar nuevamente desde su campanario, celebrando nuestro bicentenario.