La mirada de Ulisas

Esta mañana...

LA MIRADA DE ULISAS en estos momentos de tanta trascendencia mundial se ciñe a los acontecimientos que tienen lugar en el Medio Oriente, foco de tensiones y miramientos. Un terreno de candela que mantiene sus fuegos en alerta. Nos recuerda la Historia de Bizancio, zona tan conocida por su importancia cuando se presentaba como rey de culturas, siendo dique y puente a la vez por su resonancia. Israel asume ese rol nuevamente. Es un pequeño rincón del planeta de diez millones de habitantes, población multicultural, donde suceden eventos que no dejan indiferente al mundo, la única democracia en la región. Al contrario, se tornan como punto de mira de experimentos y realidades, que se riegan sobre otros continentes debido a su vigencia con los vecinos, los países que se alejan de la democracia y donde imperan regímenes de terror. Situación que nos refiere de algún modo al caso de América latina, donde varios de sus gobernantes quieren copiar el modelo de Chávez, mantenido por Maduro, que a todas luces ha sido un fracaso con sus nacionales regados por el globo terráqueo implorando oportunidades de trabajo y un bienestar. Beneficios que a todas luces les fueron mermados y usurpados. Bien sabido es que lo que se impone a la fuerza crea resistencia. Por ende, anula las libertades que la modernidad impone a seres pensantes y evolucionados.

Mi mirada, la de Ulisas que se mantiene avizora de los hechos, no cesa de buscar referencias como ejemplos. El historiador y un tanto filósofo francés George Bensoussan, bien reconocido por sus capacidades analíticas, se refirió en una entrevista en un programa de “prime time” en Francia, a una aseveración que me chocó: “hay que reseñar un hecho curioso, los pensadores e intelectuales de izquierda siempre le han apostado al fracaso”. Mis ojos quedaron sorprendidos y se dibujaron en un punto de interrogación. ¡Vaya declaración tan arriesgada!, pensé. Pero de inmediato su explicación les daba razón a los ejemplos citados y mi atisbo, abierto a aclaraciones y pertinencias supo captar el sentido que encerraban sus palabras, un tanto lapidarias. Explicaba, la apuesta que hicieron esos seres ilusos… (y yo me identificaba con ellos gracias a mi atisbo multidimensional y de avanzada en una época cuando nos creemos omnipotentes y deseamos cambiar el mundo por algo mejor, siempre con mi sensibilidad lista a novedosas e ingeniosas propuestas con el imaginario de poderlo lograr).. se tropiezan con utopías. Las revoluciones comunistas, no me detengo en ninguna específica por ser muchas, pero a la postre se verificaron como inoperantes o descartables. Sólo las democracias con todos los defectos que encierran dan luces a los individuos por las oportunidades que ofrecen, mientras los sistemas de dominio, teocracia, dictaduras etc…aliñan a su gente al acomodo y creencias de sus dirigentes. Robotizan ideologías y actuaciones.  

Israel se hace rompeolas y también pasarela. Riega sobre sus habitantes musulmanes y de otras tendencias y asignaciones numerosas posibilidades para que paladeen libertades y prebendas, al igual que los judíos israelís. Vale la pena insistir que es y permanece como la mera democracia de la región. Se viste de luces y de investigaciones para mostrar progreso al entregar mayores bienes a su pueblo: un crisol de culturas donde se aprende a convivir con lo más valioso de cada una y se respeta y tolera la otredad. Una sociedad que le da bienestar a su gente con hospitales de última tecnología, rutas que cruzan el país de cabo a rabo con infraestructuras modernas, y donde los impuestos hacen alarde de buen destino. Con sistemas de educación y de seguridad, aplaudidos por el mundo. Cada vivienda goza de un refugio antimisiles o contra artefactos mortíferos. El país invierte en comodidades para su ciudadanía. Los resultados saltan a la vista de la mirada que mantengo. No puede ni debe quedar indiferente ante los hechos que veo y tomo en cuenta. Un recuento que me lleva a echar el cuento de un país digno de ser visitado y tomado en cuenta, sin tanta ceguera ni manía (¡o antisemitismo por nombrar las cosas por su nombre!)  que se le han designado de manera injusta y tal vez demasiado atrevida, sin verdadero asidero sino con prejuicios. Obsesiones que se deben reevaluar para llegar a la verdad, la que la mirada de Ulisas busca sin descanso y con las pupilas dilatadas.