Reflexiones Australes

Un chileno en España en Semana Santa

Andrés Montero J.
photo_camera Andrés Montero J.

Volver a España, después de haber disfrutado de la visita a Chile de la presidenta de la Comunidad de Madrid Isabel Díaz Ayuso, siempre es un placer. La alegría aumenta al constatar que las tradiciones y la fe en Dios, están más vivas que nunca.

El clima y la borrasca Nelson hicieron lo posible y lo imposible por restarle majestuosidad a las celebraciones de Semana Santa en toda España. En algunas ciudades y pueblos pequeños, las procesiones no tuvieron el impacto habitual, pues no fue posible sacar de los templos a centenarios “Cristos vivos” sin dañar su estructura. Pero en Teruel retumbaron los tambores, en Sevilla las cofradías se hicieron presentes en procesiones muy hermosas. Elche, Lorca, Zamora, León, Cuenca y Málaga, entre muchas más, dijeron: Aquí estamos los católicos”.

A pesar de varios decenios en que la política y los políticos, unos más que otros, pretenden infiltrar las almas de los españoles, mi impresión es que no lo están logrando. He tenido la posibilidad de presenciar ceremonias, primero en Pamplona en la maravillosa Iglesia de San Lorenzo con su capilla de San Fermín, su parque de la Taconera y su magnífica Catedral. Otro día disfrutar de los campos y el ganado en el valle de Baztán. Pero donde más he disfrutado, fue al trasladarme a Cantabria, pasando antes por Getxo y Portugalete con su puente y ferry únicos.

Con base en el Parador de Limpias, ser parte del Jueves Santo en el Santuario del Santo Cristo de la Agonía, en que una iglesia repleta de fieles se congregaba en un pueblo pequeño para manifestar su fe en Dios. Castro Urdiales y su marina multicolor, Oriñón con su playa maravillosa, Laredo, Santoña, Noja, Isla, Ajo y Somo enfrentando a la gloriosa Santander. Intentando no perder nada, una incursión ría arriba por el Asón, cruzando Ampuero más tarde Arredondo y Liérganes, con su antigua fábrica de cañones. Nada mejor que visitar y participar en la misa del Domingo de Gloria en el extraordinario Santuario de la Bien Aparecida. Los padres Trinitarios hacen una gran labor, proclamando la palabra de Dios en lo alto de las montañas, y con muchos feligreses activos.

Recorrer Cantabria por las carreteras secundarias, permite detenerse en distintos lugares a conocer la historia de los pueblos pequeños. También verificar que antes de las modernas autopistas, hubo ingenieros de caminos y puentes, que trazaron rutas vehiculares y férreas, que permitieron el desarrollo de España. Inmensas iglesias en distintos lugares dan cuenta de la capacidad de esos españoles para construir obras de belleza arquitectónica, hoy imposibles. Muchos pretenden cambiar la historia de España, o escribirla de manera torcida, con omisiones, por ejemplo. Difícil olvidar que, durante la segunda República, más de 6.000 religiosos, entre sacerdotes, frailes y monjas fueron asesinados por grupos de izquierda.

Al recorrer España, visitar sus pueblos y monumentos, como que hay una parte de la historia no contada. Se ignora que España no dejó de crecer, no dejó de producir y no dejó de construir obras públicas fabulosas en un período que hoy se pretende silenciar por decreto. Pero hay una España profunda en cada montaña, en cada puerto y en cada río. Hay una España que sobrevive en sus Plazas de Toros, en sus bares y asadores. Una España que llevó su lengua, su religión y sus caballos a América. Una España de agricultores y ganaderos que cubren su territorio, aunque no es posible ignorar la cantidad de casas de bonito talante que se ven abandonadas por un modernismo ignorante. La España “vaciada” o la España “vacía” no es un invento, es una realidad que se constata en muchos lugares de la península. Esas gentes “de antes” no las entienden ni el gobierno central en Madrid, ni en Santiago de Chile, ni en Bruselas. Menos las entienden en la ONU de Ginebra o de Nueva York. En general he visto gente alegre, educada, con sus pueblos limpios y con esperanza de que España no sucumbirá. Preocupa, igual que en Chile, la inmigración ilegal, transformada en legal, por políticos de corto plazo. Ya las grandes ciudades españolas dan cuenta de este creciente problema que tarde o temprano les explotará en las manos, tal como hoy sucede en Chile, en que los aumentos de criminalidad tienen directa relación con el aumento de la inmigración ilegal.

Lo que sucede en España, demora en llegar, pero llega cada vez más rápido a Hispanoamérica. He quedado sorprendido, también por la inmensa cantidad de perros que acompañan a sus amos, quienes dan a entender que no hay humanos a quienes entregarles cariño y compañía como la que le demuestran a sus mascotas.

La unidad de España es fundamental para que los problemas que enfrentan otros países no aumenten y se pueda seguir defendiendo esa España fabulosa, que constatamos en sus regiones tan diversas, pero que son parte de un país que tiene todo por delante.

Finalmente, he quedado sorprendido que un gran banco español, ofrece clases de inglés en América Latina. Mi sugerencia sería que ayuden a que el idioma español se hable cada vez mejor y que se profundice la cultura de la Hispanidad.