Soy española y además europea, sinceramente me indigna la situación geopolítica actual, incluso sus comunicaciones.
Empezando por Ucrania, la Unión Europea insiste en promover campañas que destacan las supuestas similitudes entre valores de Ucrania y la Unión Europea, sin embargo, antes del estallido de la guerra, Ucrania no representaba ningún valor similar a los nuestros, su realidad era bastante contraria a los valores democráticos.
Una hipocresía geopolítica, que, además de incomodarme, me hace cuestionarme la naturaleza de nuestras relaciones internacionales.
La insistencia en llamar amigos a países, solo porque son vecinos o aliados de conveniencia demuestra una gran falta de comprensión de los términos. Pienso que igual pasa con la OTAN o con los países vecinos, que a menudo nos generan tensiones y también se nos acostumbra a pensar en relaciones armoniosas.
En general, estas relaciones no son necesariamente positivas, sino más bien de un interés mutuo o interés directamente nacional para ser más concretos.
Personalmente, he tenido que aprender que no se puede confundir “el trato” con “la amistad”, he cometido el error de pensar que algunas personas que entraban en mi vida eran amigos, cuando en realidad sólo buscaban satisfacer sus propios intereses.
Es hora de reconocer que muchos de los supuestos aliados son simplemente actores externos con los que es un deber relacionarse, no por similitudes si no por supervivencia.
España es vulnerable y cada vez dependemos más de aliados por conveniencia y vecinos que no siempre comparten nuestros intereses. Creo que hay que dejar de utilizar narrativas simplistas, tenemos que aprender como españoles a ver la complejidad de la relaciones internacionales, aceptando que la amistad no es el motor de la diplomacia como nos cuentan. Quizás de esta manera podamos enfrentarnos a los desafíos con más responsabilidad.
Las instituciones europeas deberían adoptar un enfoque más realista en sus medios de comunicación para hacer una cobertura de asuntos geopolíticos más equilibrada. En lugar de promover relaciones idealizadas, deberían ofrecer una visión más completa y objetiva de los desafíos y las complejidades que enfrenta la Unión Europea.
