Sofía entre libros

Un nuevo realismo mágico protagonizado por autoras latinoamericanas

Un día más vamos a abordar un tema relacionado con la literatura actual. Seguro que todos los  que estudiamos con la EGB recordamos el movimiento literario y pictórico conocido como  realismo mágico y protagonizado por autores como Juan Rulfo o Gabriel García Márquez en los años sesenta y setenta del siglo XX. El movimiento se define como aquel en el que los artistas “abordan su obra plasmando lo improbable, no lo imposible, descubriendo lo mágico de lo cotidiano sin deformar la realidad como sí haría el surrealismo”. Desde hace unos años hemos visto un resurgir de este movimiento en la literatura latinoamericana con autoras como Fernanda Melchor, Fernanda Trías, Brenda Navarro, Cristina Rivera Garza y Piedad Bonnet, entre otras. Hoy  voy a hablaros de mis preferidas, las maravillosas Samantha Schewblin y Mariana Enríquez. 

Empezando por Samantha, he leído todas sus obras, entre las que destaco especialmente Distancia de Rescate, Kentukis y su libro de relatos Siete casas vacías. Empezando por el  segundo,es un libro bastante especial principalmente de denuncia de la peligrosidad de la tecnología y el efecto pernicioso de ésta en la protección de nuestros datos personales. El  planteamiento es futurista y original. Nos habla de un mundo en el que se ha implantado una nueva moda, los kentukis, unos peluches robotizados que hacen la función de un perro o un gato en casa pero con una peculiaridad importante: ven todo lo que ocurre a su alrededor pero no  pueden, en principio, hablar ni comunicarse con sus amos. Son como mascotas “de mentirijilla”  pero con una enorme diferencia: detrás de esos ojos de plástico hay un humano en cualquier punto del planeta, no sé a vosotros pero a mi me parece aterrador. Así la primera gran elección que se nos plantea es clara: tener (ser visto) o ser kentuky (ser voyeur).  

Con este argumento resulta obvio el tema central que no es otro que el del derecho a la  privacidad y la peligrosidad invisible que muchas veces implica la tecnología como os adelantaba anteriormente. Parece que cuanto más avanzamos como sociedad mas retrocedemos los humanos en lo fundamental. Pero la autora va un paso mas allá explorando también otros aspectos como la crueldad extrema y el voyeurismo.  

Su premiado libro de relatos, Siete casas vacías, género que no es para nada mi favorito, es pura Schweblin, en lugar de escribir parece que te este dando bofetones constantemente. Su lectura es incómoda e inquietante y todos los relatos giran en torno a siete casas vacías. Pero comparten un punto surrealista importante, nunca sabes si lo que plantea es en términos reales o puramente imaginarios (de ahí que la haya incluido en este nuevo movimiento de realismo mágico). 

Llegamos a la joya de la corona para mí, Distancia de Rescate, de la que os extracto una frase que resume muy bien la novela: 

“Me pregunto si podría ocurrirme lo mismo que a Carla. Yo siempre pienso en el peor de  los casos, ahora mismo estoy calculando cuánto tardaría en salir corriendo del coche y  llegar hasta Nina si ella corriera de pronto hasta la pileta y se tirara. Lo llamo"distancia de  rescate", así llamo a esa distancia variable que me separa de mi hija y me paso la mitad del  día calculándola, aunque siempre arriesgo más de lo que debería.”  

Esta novela es simplemente perturbadora y es un libro que debería ser leído por todos. Os llevará unas pocas horas porque es corto y, sobre todo, porque cuando lo empecéis no vais a poder soltarlo: tanto su lectura como su narración es urgente. No te deja respirar. La autora crea una historia en torno a la distancia de rescate entre madres e hijos pero no es una novela sobre maternidad sino sobre algo mucho más sobrecogedor. Porque el peor terror es ese que nos  acecha pero no podemos ver. Cuenta con una adaptación cinematográfica protagonizada por María Valverde que es muy buena también. No obstante, este libro fue mi mejor lectura de 2022 y  ella se ha convertido en una de mis autoras favoritas, no puedo dejar de recomendarlo. 

Entramos ahora a analizar someramente la obra de la gran, grandísima, Mariana Enríquez. Sus libros son originales y tienen un punto surrealista importante; en mi caso sólo he leído sus relatos tengo pendiente la novela que me compré el año pasado en la Feria del Libro -además os chivo en primicia que va a venir a la edición de este año, que pienso ir a conocerla y que os lo contaré puntualmente-. El primer libro suyo que leí fue Las cosas que perdimos en el fuego, este conjunto de relatos me dejó completamente descolocada en su momento. No hay uno sólo que no quisiera que se transformara en una novela. Comparten un punto sombrío, tenebroso, a veces fantasmagórico o surrealista pero en todos subyace una crítica social contemporánea: violencia de género, infanticidio, la soledad provocada por la tecnología, la pobreza, etc. No diría que son cuentos de miedo pero sí son algo muy parecido y tienen el punto aterrador de que varios los  protagonizan niños. Con su último libro de relatos, Un lugar soleado para gente sombría, la autora da claramente un paso más en cuanto a lo tenebroso de su escritura y el surrealismo de sus historias. Todas te dejan con escalofríos y merecen mucho la pena. Es una autora absolutamente fantástica y un poco fantasmal también. 

No quería terminar la columna sin recordaros que el viernes es la noche de los libros, si estáis en la capital os recomiendo pasaros por la librería más antigua de Madrid, Pérgamo, porque están organizando una pequeña obra de teatro y, sobre todo, porque son los libreros más agradables de la ciudad, a mi siempre me hacen sentir como si estuviera en el salón de casa y, lo más importante, recomiendan estupendamente. Si vais no os arrepentiréis. 

Gracias por llegar hasta aquí un día más, estoy encantada con la oportunidad que me han dado de hablar de mis libros aquí, porque no hay nada que disfrute más en la vida. Nos vemos en la próxima columna y mientras tanto os espero en Instagram como @sofiaestaleyendo con las reseñas de todo lo que voy leyendo.