Sofía entre libros

Todo lo que sé sobre José Ovejero

Desde que era pequeña he sido una persona de extremos, cuando algo me gusta me encanta y cuando no, pues no lo puedo evitar, lo odio y se me nota hasta en la cara. Esta forma de ser que algunos achacarían a mi horóscopo de Escorpio yo creo que se debe más a mi carácter excesivamente emocional que me hace una persona muy sensible. Además si en algo se refleja perfectamente esta parte de mi carácter es en la literatura, cuando algo de verdad me llega siento una enorme fascinación y no paro de recomendarlo; de hecho, creo que sería una excelente representante de autores -figura que no sé si existe- porque nadie mejor que yo podría vender su obra. Esto es exactamente lo que me ha pasado al conocer a José Ovejero, mi mejor descubrimiento literario de 2023 con mucha diferencia. Es curioso porque yo tenía un libro suyo en mi eterna pila de pendientes (en realidad es una estantería completa), al que no había prestado especial atención. No obstante, la pasada Feria del Libro de Madrid, la persona que estaba en el puesto de Páginas de Espuma me habló maravillas de él y gracias a su sabio consejo me llevé  “Mientras estamos muertos”. Semanas más tarde al descubrir que tenía dos libros del mismo autor -para mi entonces desconocido- me decidí a leer “Nunca pasa nada” y con él llegó la magia. 

A estos dos libros que os he mencionado tenemos que añadir su última publicación, “Vibración”, que terminé hace un par de semanas. A medida que me he ido introduciendo en su obra más me ha gustado su manera de escribir, de describir situaciones y paisajes y de perfilar personajes. Es simplemente maravilloso. Pero aunque yo le haya descubierto recientemente José Ovejero no es, ni mucho menos, un escritor recién llegado. Nacido en Madrid en 1958, ha pasado gran parte de su vida adulta en el extranjero y ahora vive en un pueblo de la Sierra de Gredos. Su primera publicación fue un libro de poemas narrativos sobre Henry Morton Stanley, posteriormente un ensayo sobre Bruselas, un libro de cuentos y una novela. Esas cuatro publicaciones marcan lo que va a ser un rasgo de su trabajo (tal y como él mismo reconoce en página web): la exploración de distintos géneros. Desde entonces ha escrito de todo: novela, cuentos, poesía, libros de viajes y ensayos. Su obra ha sido galardonada en diversas ocasiones, de hecho en 2023 su libro “Mientras estamos muertos” recibió el Premio Dulce Chacón a mejor libro del año. Además hay un dato en su biografía que me ha llamado especialmente la atención y es que está casado con la también escritora Edurne Portela, cuya obra “Maddie y las fronteras” alcanzó mucha fama el año pasado y que ella misma me firmó en la última Feria, aunque de momento también está en la dichosa estantería (he leído otros libros suyos y me han encantado). Podéis imaginar lo que me gustaría que me invitaran los dos a cenar en su casa. Qué cosa más divertida. 

Además de los datos biográficos os voy a hablar de los tres libros de Ovejero que he leído empezando por “Nunca pasa nada” y un párrafo que todavía soy capaz de recordar: 

“¿Y de qué vas a vivir, hijo?, le preguntaría mamá si se enterase de sus intenciones, cosa que por supuesto no iba a suceder. De la imbecilidad de la gente, que es un filón  inagotable, el recurso más renovable del planeta, una fuente de energía tan poderosa que conseguirá un día desplazar el eje de la Tierra y mandarnos a todos a tomar por culo. Olvídate de la energía atómica y sus peligros, mamuchi: juego de niños, si comparamos con el deslumbrante potencial de la imbecilidad.”  

Mi pasión con este libro viene por reflexiones como esta, que yo también suelo hacer diciendo cosas tipo “nos extinguiremos por bobos”. Este libro es del todo menos previsible, se trata de una novela coral contada por todos sus protagonistas, y cada parte acaba con su personaje en lo más alto de la acción narrativa. Eso produce una necesidad de seguir leyendo que no experimento con frecuencia, es casi ansiedad. Te pasas todo el libro pensando que la historia va a ir por unos derroteros por los que nunca discurre. 

El elenco de personajes es brillante también. Esta es la historia de un matrimonio acomodado que vive en la Pinilla (en la sierra de Madrid) con todos los tópicos de la gente “bien”: chalet, niña monísima y perra, ambos con trabajos estables y una buena relación. En un momento dado deciden contratar a Olivia que también es el no va más del servicio doméstico. Hasta aquí nada nuevo bajo el sol. Ahora bien, la historia es retorcida, está escrita de manera magistral y yo sólo tengo ganas de volver a leerla otra vez. 

En cuanto a “Mientras estamos muertos” se trata de la historia de una familia que Ovejero comenzó como un conjunto de relatos (más tarde podréis ver como lo cuenta el mismo) y, en cuanto a“Vibración” también es una novela repleta de frases para subrayar, cómo esta: 

“Las cosas no salen como uno espera. Nunca. Porque nuestras decisiones no son nuestras. Ya han sido tomadas antes de que seamos conscientes de la necesidad de  decidir. No estoy diciendo nada esotérico. Lo que quiero decir es que somos el fruto de condicionantes que ignoramos y los caminos que emprendemos han sido preparados décadas atrás.”  

Más que una novela, para mí, “Vibración” es un conjunto de relatos con un fondo común: un pueblo semi abandonado, en el que como dice el autor “el odio que hay en este pueblo es como un veneno”. Esto es lo que articula toda la novela. Sin embargo, a cien páginas del final sí encontramos una historia con entidad propia: Paul y Sara se mudan al pueblo de la familia de él con Ale, su niña de 5 años. Aunque parece que allí nunca pasa nada, a ellos sí les ocurren cosas (y bastantes). 

A continuación os dejo unas preguntas que me ha contestado el propio autor porque además de escribir estupendamente es un auténtico encanto. Quedaos, merece la pena. 

1.- Me ha llamado la atención que tanto Vibración como Mientras estamos muertos más que novelas son relatos que tienen un nexo común, ¿cómo te lo planteaste a la hora de escribirlos? 

Mientras estamos muertos lo planteé como un libro de relatos. Fui escribiendo uno tras otro como si fuesen unidades distintas. Pero luego, al leerlos, se descubre no sólo el nexo de que casi todos ellos están relacionados con una determinada familia y que el narrador se repite. También sucede algo más típico de la novela que del cuento: los personajes evolucionan, también el narrador. Todo ello lleva a que mucha gente lea Mientras estamos muertos como novela; y he asistido a más de una discusión en clubes de lectura sobre si es una novela o una colección de relatos. 

Por el contrario, Vibración para mí fue siempre una novela. Que comience con una serie de relatos que parecen inconexos es una decisión formal, la construcción de la historia desde distintas perspectivas y situada en distintos momentos; pero poco a poco va surgiendo el hilo común, se empiezan a establecer conexiones y relaciones que cristalizan en una sola historia. 

2.- ¿Qué te inspira cuando te planteas escribir una nueva novela? 

Depende de la novela. A veces es algo que sucede a mi alrededor, algo de lo que soy testigo (como sucede con Las vidas ajenas), a veces es una idea que se me pasa por la cabeza (sería más el caso de La invención del amor). En Mientras estamos muertos es la memoria la que pone en marcha la necesidad de escribir. Y en Vibración es una mezcla de todo ello: recuerdos, restos materiales, historias que he escuchado, la imagen, que me asalta de un hombre en una central nuclear desierta. 

3.- ¿Tienes una rutina de escritor? ¿Cuánto tardas aproximadamente en terminar un proyecto? 

Mi rutina es escribir prácticamente todos los días, y ponerme a ello me sienta o no inspirado. No tengo un horario fijo, aunque tiendo a escribir más por las mañanas que por las tardes. Y la duración va de los dos meses a los tres años. Como ves, no hay un patrón fijo. 

4.- ¿En quién te apoyas cuando terminas, de quién te fías mas como primer lector?

La primera lectora de todo lo que escribo es mi mujer, no solo por ser mi mujer, también porque es una muy buena escritora y es muy capaz a la hora de hacer una lectura crítica. Nada va al editor hasta que ha pasado por sus manos. Y, a la inversa, ella me da primero a mí sus libros recién terminados para que los lea. 

5.- Mi favorito de los tres es Nunca pasa nada, me encanta el planteamiento de familia ideal burguesa en la que nunca pasa nada pero de repente pasa todo, ¿qué querías transmitir con esta historia? La misma pregunta me la planteo con Vibración.

Es siempre una pregunta difícil de responder honestamente. Porque hace ya muchos años que cuando me siento a escribir no pretendo transmitir nada concreto. No tengo un mensaje y mucho menos una enseñanza. Parto de una intuición, de algo -situación, escena, imagen- que me atrapa y me pongo a escribir. Eso que podemos llamar tema, incluso el argumento, va saliendo mucho más tarde. Luego, en entrevistas, resulta inevitable hablar de ello, pero, la verdad, no lo pienso ni cuando me pongo ni mucho tiempo después. 

6.- ¿Es realmente autobiográfica Mientras estamos muertos? 

Yo diría que es más bien sociográfica. Quiero decir que lo que te encuentras ahí no es exactamente mi vida ni la de mi familia; puede que algo que narro en primera persona no me haya pasado a mí sino a un vecino o a un amigo. Que los acontecimientos no fuesen exactamente esos. Lo que sale de Mientras estamos muertos es un retrato colectivo, una aproximación a una época, que va desde los años setenta a la actualidad, en un determinado contexto social, que al principio es el barrio obrero y después el de la clase media a la que entra a formar parte la familia del narrador, como hicieron tantas familias en los últimos años del franquismo y los primeros de la democracia. Pero claro, tampoco es un tratado de sociología: es literatura, ficción, y por tanto una obra que trasciende el tema y vive sobre todo de la fuerza narrativa y la capacidad expresiva. 

Muchas gracias José, siempre es un placer leerte en todos los formatos. 

Si he conseguido que sólo uno de vosotros se interese por la obra de este autor fantástico, me daría por satisfecha, os prometo que no me llevo comisión, es admiración total y sincera la que siento por José Ovejero. Ojalá lo leáis y me lo contéis. Hasta la próxima y seguid leyendo.