Sofía entre libros

Sobre la novela negra, sus subgéneros y muchas recomendaciones literarias.

Sofía Vilches
photo_camera Sofía Vilches

Estaréis de acuerdo conmigo si os digo que la novela negra es el género literario más denostado de la literatura contemporánea. Nadie confiesa en una primera cita o en una entrevista de trabajo que lo que más lee es este tipo de literatura, antes dirá que le encanta García Márquez o Dostoyevski. No obstante, lo reconozcas en público o no, esta categoría literaria es de las más vendidas y de las que más se ven en el metro o en la playa. Por algo será. Si los romanos decían aquello de que al pueblo había que darle pan y circo, a mi dadme una buena novela negra y seré feliz.

Por eso en este artículo quiero aproximarme a este tipo de libros y daros bastantes recomendaciones para que podáis leer en las vacaciones de Semana Santa. Creo que hay muchos tipos de novela negra pero yo los voy a dividir en cuatro: las más violentas y sangrientas, las de misterio, los clásicos reeditados (mis favoritas) y las que ahora se llaman “Cozy Crime”, género brillantemente inaugurado por Agatha Christie. 

Entrando en la primera categoría, uno de los libros más violentos que he leído es American Psycho de Easton Ellis, seguro que al menos recordaréis la famosa adaptación cinematográfica. Pero hay otros libros (también con película, en este caso con dos) que podemos subsumir en esta clasificación como Perros de Paja de Gordon Williams, uno de mis libros favoritos de todos los tiempos, en el que la violencia se va colando poco a poco para derramarse como una cascada al final, un indispensable. No puedo dejar de mencionar aquí a varias autoras españolas que lo están haciendo francamente bien con este estilo, por ejemplo Susana Martínez Gijón (con su trilogía de Camino Vargas), María Oruña (con su también trilogía de Puerto Escondido), Dolores Redondo, Ana Martínez Múñoz con su Valencia Roja o la menos conocida Leticia Sierra que aunque se hizo conocida con Animal a mi me encantó su libro Maldad, en el que los malos malísimos son niños que todavía van al colegio, es escalofriante y contiene también crítica social. 

Abordando ahora lo que hemos calificado como misterio, son muchas las recomendaciones que podría haceros, por ejemplo, Dentro de la casa de Lisa Jewell que acaba de publicar su segunda parte o La chica del tren un súper best seller de hace unos años. Especialmente interesante me ha parecido la novela Dos Crímenes del mejicano Jorge Ibargüengoitia, una historia familiar llena de misterio y escrita con enorme maestría, no será lo último que lea de este autor porque me ha sorprendido mucho su forma de escribir, es fantástico. También aquí podemos encajar Amarilla de R. F. Kuang, La ciudad de los vivos de Nicola Lagioia (yo diría que es más un ensayo periodístico) o Dulce Hogar de Pablo Rivero, que no sólo nos ha dado grandes alegrías con su alter ego Toni Alcántara sino que también es un autor muy a tener en cuenta. Merece la pena también leer a Blas Ruiz Grau o a Gómez Jurado con su archiconocida trilogía Reina Roja. Sin lugar a dudas el suizo Joel Dicker estaría dentro de esta clasificación, con sus libros de personajes bien perfilados, entornos idílicos y siempre un misterio por resolver.

Llegamos a mi subcategoría favorita, los clásicos reeditados por las editoriales actuales. Imposible no empezar esta parte sin mencionar a la gran Daphne de Maurier, porque la conocida escritora no sólo concibió Rebeca o Los pájaros sino muchas otras novelas a tener en cuenta como, por ejemplo, El Chivo Expiatorio. Una de mis últimas lecturas ha sido Harriet de Elizabeth Jenkins, considerada la primera novela de true crime de la historia. En ella se narra la malograda vida de Harriet, una joven rica pero con algún tipo de discapacidad intelectual, que termina cayendo en manos de un desalmado con el que encima se casa, siendo esta unión el principio de su fin; la verdad es que es bastante escalofriante sobre todo si tenemos en cuenta que es un caso real que conmocionó a la sociedad victoriana en su momento. Leyéndolo no pude evitar recordar Vera de Elizabeth von Arnim, dicen que precursora de Rebeca y una de las primeras veces que leemos lo que provocan los abusos psicológicos en las mujeres, para mí es una lectura indispensable. Cambiando de tercio pero siguiendo con los clásicos, encontramos las novelas editadas por Impedimenta que siempre te añaden un punto adicional al simple misterio o asesinato por resolver, son elegidas con delicadeza y es un placer enorme leerlas. Entre ellas, especialmente destacada, encontramos La chica al final del camino de Laird Koenig sobre una niña, Rynn, que vive sola en una casa gigantesca en un lugar del que no procede y que tiene grandes tintes cinematográficos pues no en vano su autor era guionista de Hollywood. Otra gran diva de este género es Shirley Jackson, autora a la que Stephen King considera su gran maestra (palabras mayores). De ella en realidad he visto más que leído pues tanto Shirley (un biopic sobre su vida) como la Maldición de Hill House me encantaron en la pequeña pantalla. Pero si leí Siempre hemos vivido en el castillo, su última novela que data de 1962 y comprendí perfectamente la fascinación que provoca, dentro de que sigue siendo una autora bastante desconocida.

Hemos llegado así al último subgénero de todos, el del Cozy Crime que, según la definición de la página Planeta de Libros podemos traducirlo literalmente como “Crimen Acogedor”, lo que ya nos da un poco de idea sobre este subgénero de la novela negra. Efectivamente, se trata de novelas de misterio con un enfoque más agradable, en la que los elementos más truculentos quedan fuera de escena. El Cozy Crime se caracteriza también por transportarnos a pequeñas y pintorescas comunidades, donde los crímenes ocurren sin perturbar la aparente tranquilidad del lugar. A diferencia de los thrillers tradicionales, nos presentan historias llenas de intrigas, pero con un toque ligero y humorístico y más centradas en el desarrollo de la trama y los personajes y que, en general, nos hacen sentir bien. Serían un poco “feel-good crime”. Ahora que ya sabemos a lo que nos referimos os voy a recomendar mis favoritas. La primera, sin duda, tiene que ser la serie de la señorita Agatha Raisin concebida por la prolífica autora M. C. Beaton que llegó a escribir más de cincuenta novelas con esta entrañable protagonista y que ha sido adaptada a una serie con gran acogida en Gran Bretaña. La Sra. Raisin es una cincuentona jubilada que se compra una casa en una idílica población de los Cotswolds pero su retiro no termina de llegar porque se ve involucrada en todo tipo de crímenes allí donde va. Acaba de salir el último y, sin duda, será una de mis lecturas de estas vacaciones. Otro que terminé hace semanas fue La Apelación de Janice Hallett que todavía no me había leído a pesar de la gran fama que alcanzó hace un par de años. Este libro además de entretenido es original, te aporta los emails intercambiados entre los implicados en un crimen que todavía no sabes cual es y a partir de ahí vas sacando tus conclusiones, es muy adictivo, os lo recomiendo encarecidamente. Otro libro que no puedo olvidar es Bajo la nieve de Hellen McCloy, de la maravillosa editorial gijonesa Hoja de Lata que no es porque sean paisanos pero tienen un gusto editor absolutamente maravilloso, en ella encontraréis también los libros de Josephine Tey que son canela fina.

En último lugar, quiero hablaros de la inclasificable Mariana Enríquez, más que novela negra escribe libros de terror pero no explícito, sino implícito y eso es lo más fascinante de su obra, con su libro Las cosas que perdimos en el fuego me conquistó completamente. Este conjunto de relatos (género que no es de mis favoritos) me dejó completamente descolocada. No ha habido uno sólo que no quisiera que se convirtiera en novela. Comparten un punto sombrío, tenebroso, a veces fantasmagórico o surrealista pero en todos subyace una crítica social contemporánea: violencia de género, infanticidio, la soledad provocada por la tecnología, la pobreza, etc. No diría que son cuentos de miedo pero sí son algo muy parecido y varios protagonizados por niños que suele ser un punto aterrador. Su forma de narrar me recuerda mucho a mi adorada Samantha Schewblin pero la verdadera historia está en lo que no se cuenta. Eso sí que me parece mágico de su escritura.

Hasta aquí nuestra columna de hoy, espero haberos dado ideas de diferentes lecturas para las próximas vacaciones. Si algo comparten todas ellas es que son adictivas, no creo que ninguno os dure más de 48 horas y depende de cual escojáis la mayoría tocan temas adicionales como la denuncia social de los que siempre está bien aprender algo más. Por mi parte esto es todo, espero que sigáis leyendo mucho y gracias por llegar hasta aquí.