A Volapié

¿Milei, héroe o villano?

En Argentina, el candidato ultra liberal, Milei, está pugnando por ganar las elecciones, enfrentándose al peronismo. Se le critica ferozmente por su liberalismo así como por sus inadecuadas formas. Es el azote del peronismo, ese movimiento nacional sindicalista argentino que ha arruinado el país.   

Desde que llegó al poder el general Perón a finales de los años cuarenta, su partido ha ocupado la Casa Rosada la mayor parte del tiempo con pésimos resultados económicos y sociales. Desde la vuelta de la democracia en 1983, ha gobernado durante treinta años mientras que siete han sido para la socialdemocracia y cuatro para el centro-derecha. 

A principios del siglo XX Argentina estaba entre las naciones más prósperas. Hoy en día se caracteriza por la pobreza y la hiperinflación. El 40% de la población es pobre, hay un 10% en la indigencia, la inflación alcanza el 138% y el PIB per cápita es de apenas 13.000e. Menos mal que el paro es un modesto 6%. ¡Y esto ocurre contando con los ingresos del petróleo y del gas !

La hiperinflación es la causante de que haya tantos pobres a pesar del bajo nivel de desempleo. La inflación que tan alegremente nos regalan bancos centrales y gobiernos gastones irresponsables es el impuesto de los pobres. 

¿Y qué caracteriza al peronismo, además de una gran corrupción?, principalmente unas políticas anti-mercado excesivamente intervencionistas que asfixian la economía. Argentina tiene una economía cerrada, poco competitiva, con exceso de burocracia, exceso de gasto público improductivo, inflacionista por falta de competencia, un mal sistema fiscal, un capital humano mal formado debido a una educación pública mediocre y un Banco Central (BC) dependiente del poder político, entre otras debilidades.

Capítulo aparte es el asunto del BC y la inflación. La política monetaria y cambiaria ha sido la peor posible por la hiperinflación que ha generado. Esto es debido probablemente a la falta de independencia del BC. Cuando se está a las órdenes de gobiernos que todo lo arreglan con gasto improductivo y clientelar financiado con impuestos desincentivadores y con un aumento insensato de la masa monetaria en circulación, entonces aparece la inflación y con ella la pobreza. 

Milei representa la esperanza por el mero hecho de proponer cosas diferentes tras décadas de fracasos peronistas. Este candidato ofrece políticas de corte liberal, muchas de ellas aplicadas con éxito en el pasado en otras naciones. El problema es que estas políticas son opuestas a la esencia del peronismo, son vilipendiadas por los estatistas furibundos que odian la libertad y la iniciativa privada, que recelan del ciudadano libre y próspero, que desean que el estado, es decir ellos, tengan la llave de todo, incluida la de la pobreza de sus conciudadanos. 

¿Y en la práctica que quiere hacer Milei?

No podemos comentar aquí cada una de sus propuestas pero si enumerarlas brevemente. Desea expandir la economía y por lo tanto la generación de riqueza y a la vez meter en vereda la hiperinflación. A este fin se debe reducir el dirigismo intervencionista, el gasto político y público no productivo y por lo tanto el déficit, bajar impuestos a la producción y al trabajo, desregular, liberalizar y reducir la burocracia para facilitar la inversión, la generación de empleo y de riqueza. Todo esto generará a medio plazo más recaudación fiscal lo cual permitirá afrontar el gasto social necesario. La mayor competencia reducirá las tensiones inflacionistas de la actual estructura económica.

Propone también cambios en la sanidad y educación. Esos cambios no son, como dirán algunos malintencionados, para dejar al pueblo sin estos servicios públicos sino para mejorarlos buscando más eficacia y eficiencia y eliminando el adoctrinamiento que tanto daño hace. Mejorar la capacitación del capital humano es clave para reducir la pobreza y para eso es necesaria la reforma educativa.

Propone medidas muy notables como pasar progresivamente al sistema de capitalización de las pensiones dejando atrás el sistema de reparto ya que este último es poco viable por ser muy deficitario, generalmente por la falta de ingresos que produce el exceso de intervencionismo público. Cierto es que la demografía también juega su papel en este asunto. Es necesario mencionar igualmente la mochila austríaca como un mejor seguro de desempleo. 

Y para el final dejamos el Banco Central. La idea de Milei es privar al BC de su privilegio de emitir moneda para evitar que genere más inflación. Con este fin propone dolarizar la economía. Tengo mis dudas acerca de esta medida en el medio o largo plazo. En todo caso, es imperativo que el BC vuelva a ser independiente y que se centre en contener la inflación y la masa monetaria en circulación, que aprenda a decir “no” al gobierno cuando este le exija que imprima moneda para financiar gasto improductivo. 

Crear riqueza no se hace imprimiendo moneda como algunos insensatos creen. Hay que generarla con esfuerzo, produciendo bienes y servicios de calidad que la gente desee comprar al precio necesario que haga viable y rentable el proceso. Tampoco es el fruto de endeudar al estado para gastar dinero en gasto corriente innecesario como expandir el sector público por simple ideología y enchufismo o el pago de subsidios sin fin y de privilegios para políticos, sindicalistas y otros clientes del poder. 

¿Qué es Milei? ¿Un héroe o un villano? Ni una cosa ni otra, representa la esperanza de hacer algo nuevo que pueda traer resultados diferentes, cosas que en otros lugares funcionan y permiten a la gente prosperar. Es el medio para reformar un sistema corrupto y esclerotizado que solo sabe generar pobreza para el pueblo y privilegios para sí mismo. Dicho esto, no me gustan sus formas y dudo de la dolarización, entre otras cosas. 

Sin embargo tengo claro que tras treinta años de peronismo empobrecedor, el futuro de Argentina pasa por algo nuevo y sin duda por bastantes de las propuestas de Milei. Su programa muy probablemente arrojará mejores resultados económicos y sociales que lo que puedan ofrecer el peronismo y los demás partidos tradicionales, demostradamente incapaces. Si gana merece una oportunidad y el apoyo de todos. 

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