Sobre dogmas y consignas

Manda carallu

¡Oh dulce consigna! ¡Oh dolche farniente mental! ¡Cuanta tranquila seguridad ofreces en pocas palabras a tus fieles! La beatitud de la posesión de la verdad sin ningún esfuerzo previo –ni posterior- acuna la superioridad al poseer la verdad absoluta que anida en el seno del líder. Pero esta vez, el líder ha decidido como un dios romano, poner a su grey ante la cruel posibilidad de abandonar a sus fieles. Qué dolor. Qué terrible angustia ante tal futuro. Según afirman sus adláteres, sin él la democracia, la libertad y los derechos humanos se perderían en España –sic-. Menos mal que no es también en el resto del mundo. Algo es algo. He oído muchos comentarios de este tenor; también en contra. Cierto es.  Que no tenía sentido ese retiro espiritual. Que no era lógico tener paralizada a la nación tantos días. Que su postura iba a redundar en su contra. Que se había equivocado en su estrategia porque, a poco que se pensase, se veía lo ilógico de la situación. Que no había pensado en las consecuencias. Que había sido un impulso irreflexivo… Verán, yo no soy analista tertuliano. Además, no sé de todo. Vamos, que reconozco que sé poquito y sólo de algunas cosas. En fin, que trato de analizar sin partidismo, pero con sentido común, algunas situaciones sin creerme en posesión de la verdad. Simplemente soy como los pimientos del padrón, unas veces pico y otras no. Lo que pasa es que hay cosas tan evidentes, tan burdamente maquinadas, que hasta yo las veo. Vamos, que a poco sentido común que tengas, las ves venir de lejos. Tengo que reconocerles a él, al protector y al asesor de imagen una cosa: la puesta en escena ha sido impecable. Comunicación mediante posturas, miradas y palabras exactamente medidas en el momento exacto. Medios de comunicación bien adiestrados. Consignas estratégicamente sembradas. Tiempos adecuadamente medidos. Avisos de navegante a pesebreros de todo tipo. Vamos, listo, ambicioso y manipulador; la tormenta perfecta. Es decir, adecuadamente indicado para los interesados y los no pensantes. Tristemente, los listos siempre vencen a los inteligentes. El clamor más generalizado es que no se iba ni en broma y que estaba claro lo que hoy nos diría.

La treta que ha originado los terribles y crueles días de dolor que algunos han vivido con un sufrimiento y una angustia casi insoportable, estaba muy pensada y medida desde hacía algún tiempo y salió al plató en el momento más conveniente. Incluso su duración estaba programada para ir paso a paso. Era necesario para que los medios de comunicación fueran creando un clima de inquietud y suspense. Por otro lado, con los separatistas poniéndose un poco crecidos, el mensaje fue claro: o me apoyáis o se os acaba tanto privilegio injusto. El resto de socios - y qué socios- caerían al vacío sin su apoyo. Y más. El apoyo de las feministas casi sollozando ante la deliciosa imagen del guapísimo machote que defiende caballerosamente a su amada esposa. Por cierto, que yo creía que ahora, que incluso es machista dejar pasar por una puerta en primer lugar a una mujer, de lo que se trataba era de que ambos sexos eran iguales y que era inadmisible que el machirulo defendiera a su santa. Con el valor añadido del incluído comentario contradictorio dicho con aspecto de salvador de la grey femenina, de que estaba defendiendo la independencia y derecho de la mujer a defenderse por sí misma y todo ello, para no volver al franquismo. Pero no hace falta pensar ni ser consecuente cuando todo vale.

Y más. Gracias a este sinvivir, ha desaparecido el caso Koldo. Los problemas de su esposa ya están mediatizados a su favor. El paro de un 17% se ha hecho invisible. Su blandita postura con el independentismo está reforzada. Los partidillos le aplauden con fervor. Y, sobre todo, la democracia ha sido salvada por la Gracia y Redención del gran líder que se tomó para ello una semana de vacaciones. Eso sí, sufriendo mucho.

Claro que no quería volver porque los otros niños eran malos y le decían que no debía quitar a los demás su bocadillo. Y que le llamaban “cosas”. Pero a pesar de todo, los que solo piensan en la patria son así de héroes y por esa razón, él se sacrifica y vuelve. Lo hace para salvar a España de la barbarie que supone una Justicia independiente. Y una disminución real del paro. Y una política internacional coherente. Y una planificación económica justa con el productor que nos libere de la pobreza que aumenta día a día. Y un planteamiento sanitario más lógico y justo. Y. Y. Y.

Gracias eternas sean dadas al glorioso líder salvador de nuestros destinos.

Manda carallu.