Poéticas de la inteligencia

Alicia Reyes: Rescate del pasado, reflexiones sobre la muerte, el amor y la inmortalidad del arte

Cada poeta ofrece una mirada única, una perspectiva que revela tanto de su propia intimidad como de la esencia misma del arte. En esta ocasión, exploraremos la visión de Alicia Reyes, una poeta cuya obra se distingue por su profunda conexión con el pasado, la memoria y la emoción.

Para Alicia Reyes, la poesía es mucho más que una simple expresión artística; es un medio para reconstruir momentos donde las emociones nos embargan de tal manera que la palabra no puede dar cuenta de su complejidad. Es en este acto de reconstrucción donde reside la esencia poética, donde las bases formales del poema adquieren un valor fundamental. Sin estas bases, la expresión poética carece de su plenitud y trascendencia.

La emoción, según Reyes, es una manifestación del sistema nervioso que varía según la sensibilidad de cada individuo. No todos experimentamos las emociones de la misma manera, ni tampoco con la misma intensidad. Sin embargo, lo que busca la poeta es capturar la emoción más fina, más pura, y plasmarla en palabras, deteniendo así su efímero vuelo para inmortalizarla en la forma poética.

En su poesía, encontramos un contrapunto entre la emoción amorosa, la más ingenua y directa, y la reflexiva, que surge como una mirada más profunda y crítica hacia el mundo y hacia uno mismo. Esta dualidad de emociones no solo enriquece su obra, sino que también refleja la complejidad y la riqueza de la experiencia humana.

Un ejemplo magistral de esta capacidad de capturar la esencia de la emoción en palabras lo encontramos en versos como "Polvo serán, mas polvo enamorado", final de un soneto de Quevedo, que, según Reyes, perdurará mientras exista el idioma español. En estas palabras, el poeta del Siglo de Oro español logra condensar toda la fragilidad y la pasión del amor humano, asegurando su inmortalidad a través del tiempo, de este modo, la poesía de Alicia Reyes nos invita a adentrarnos en los laberintos de la memoria y la emoción, a través de una exploración profunda y reflexiva del pasado. 

La muerte en su poesía, implacable en su constancia, marcha al compás del inexorable transcurrir del tiempo. Sin embargo, el amor, dichosamente, también se erige como un pilar inmutable en este devenir. Existe la convicción, no desprovista de fundamento, de que el amor puede ofrecer una suerte de salvación ante la inevitable disolución de lo efímero frente al flujo temporal.

Curiosamente en Alicia Reyes, al crear una obra de arte, se detiene este fluir, congelándolo por un instante en la eternidad. Es como si para ella, con su genio creativo, desafiara al tiempo mismo, arrancando un fragmento del universo y suspendiéndolo en el éter, donde la fugacidad cede ante la atemporalidad del arte.