Breverías

Canción de cuna para Koldo García

Koldo, Koldo, Koldo, Koldo
nadie a acompañarte baja
nadie te mira a los ojos,
ahora todos te rechazan…
Los que supusiste amigos,
con los que fuiste de farra
al famoso cocedero,
a “La Chalana” asturiana,
donde comíais marisco
con un tal Víctor Aldama:
centollos y bogavantes,
ostras, almejas, cigalas,
arroces bien cocinados,
buenas carnes a la brasa
y pescados suculentos…
Pero los de aquella trama
se han tornado en enemigos.
Ya han huido como ratas,
de las que dejan los barcos
cuando los barcos naufragan.

Eran los que te abrazaron
y los que ya no te abrazan.
Ya no hay cenas suntuosas.
Cada uno está en su casa
y aquellos, todos aquellos
no te conocen de nada. 

¿Cuántas noches, cuántos días
reísteis a carcajadas
imaginando negocios
hasta que la madrugada
amanecía en un antro
de los que tú custodiabas?

No quieren nada de ti
porque las vacas son flacas,
pero cuando fueron gordas
todos esos, siempre estaban.

Ahora saben que hace frío
por donde pisas y pasas…
¿Qué fue de aquellos ministros
que te bailaban el agua?
¿De los que entonces creíste
que eran amigos del alma?

¿Que ha sido de José Luis
y que ha sido de Marlaska
y de Illa, y de Armengol,
y del otro de Canarias? 
¿Qué fue de tantos y tantos,
de los que contigo estaban?

¿Llama ahora a Pedro Sánchez?
¿Llama a Begoña? ¿No llamas?
¿No te atreves a llamar
Y decir: qué es lo que pasa?

Ya eres solo corrupción
y ellos son frágiles almas.
¡Se creen mejores que tú!
¡A ver qué pasa mañana!
Porque todo continúa,
como el tiempo que desgrana 
los nuevos desaguisados
que escribirán otra página.

Yo os prometo un nuevo ripio
si es que tengo tiempo y ganas.