Adivina adivinanza, ¿quién es?

¡Bellísimo su rostro, tan precioso,
tan correcto su inglés y tan fluido,
tan ideal su léxico glorioso,
aunque  su tono de voz ha conseguido
dejar del todo al personal dormido.

Sus facciones perfectas, su estatura,
el arreglo insistente y cuidadoso
de cara, cejas, manos  y estructura
hacen resplandecer de puro hermoso
su atractivo ¿viril? y poderoso,

Las urnas no le avalan, más proclama
su liderazgo de súper mandatario.
Necesita el poder y lo reclama,
pues se encuentra  a sí mismo extraordinario
y es vengativo, soberbio y muy falsario.

Lo suyo no es ganar las elecciones.
y se muere por ser el presidente,
aun aceptando tremendas condiciones.
Cada minuto que pasa miente y miente
con lengua venenosa de serpiente.

Precisamente por guapo y por divino
merece una corona de laurel.
No le importa tampoco dar un timo,
es presidente por siempre, según él
y según los deseos del destino

A lomos de su Falcón volandero
lleno de combustible y de fervor
pasea sin cesar por tierra y cielo
pues de tierras y cielos es señor.
Y jamás contamina ¡por favor!

Porque ni por asomo puede errar,
tan gran economista y financiero
el decide en qué y cómo gastar
nuestros impuestos y nuestro dinero.
Pero si le caes mal ¡al basurero!.

Y con tal individuo delicioso
nos jugamos los cuartos cada día,
debemos pues sentirnos muy dichosos 
con su justicia y con su progresía
que incluso nos concede la amnistía.