A Volapié

La renovación de España

Hace no mucho he desarrollado algunas ideas acerca de la decadencia de España. Una vez vistas las causas de los males, conviene preguntarse qué podemos hacer para cambiar la situación.

El estado del bienestar se ha convertido en un estado del malestar en el que clases extractivas pugnan por obtener cada vez más recursos y derechos, trabajando cada vez menos, mientras cargan los costes a las clases medias y a la juventud. El gigantismo e intervencionismo público asfixia al sector privado, impidiendo que este crezca y genere riqueza y empleo. El resultado es la decadencia económica y social. 

Creo que deberíamos preguntarnos dónde queremos estar en 2040, si queremos vivir juntos o separados, si queremos reformar la constitución, cómo podemos mejorar nuestras instituciones, cómo detener el declive económico y social, etc...Tenemos que renovar nuestra democracia y su sistema económico. Siguiendo a Kennedy, tenemos que pedir menos al estado, y darle más, hacer más. 

Los líderes del PSOE y del PP deberían encabezar este proceso de renovación total. Sin embargo, todos los estamentos o colectivos deberían estar representados en esta especie de nuevas cortes constituyentes. Y solo tendremos éxito si todos estamos dispuestos a ceder y trabajar más en pro del bien común, tal como se hizo en la transición mediante los pactos de la Moncloa.

Los primeros que deben dar ejemplo son los políticos. El PSOE y el PP deberían ponerse de acuerdo en todo lo principal mediante pactos a veinte años, ya sea la constitución, la justicia, la educación, el papel del estado y del sector privado en la economía y la sociedad, etc... El que gane las elecciones sin mayoría absoluta, debe gobernar principalmente con el apoyo del otro. Si  hicieran esto, no serían nunca más rehenes de partidos extremistas, separatistas y marxistas. 

Tienen que dejar atrás el siglo XX de una vez por todas, mirar hacia el futuro, y entender que la sociedad española está centrada en su mayor parte. La suma de los votos de PP y PSOE, los únicos partidos cercanos al centro, es la mayor con diferencia. España no es de izquierdas, ni de derechas, es de centro, es principalmente socialdemócrata. Deben por lo tanto ponerse de acuerdo para gobernar sin apoyos extremistas. Y deben reducir sus privilegios, las subvenciones que reciben los partidos, las excesivamente generosas pensiones que perciben los políticos, etc...

Ambos partidos quieren un estado del bienestar, pero deben aceptar que para que sea financieramente viable, y para que siga siendo un vector de desarrollo, hay que ponerle límites. Tienen que entender ambos que un estado enorme no reduce la pobreza, ni el desempleo, pues solo se sirve a sí mismo, a los políticos y a los funcionarios. 

Sin embargo, el núcleo principal del sector público debe ser defendido y pactado por ambos. Tienen que optar por lo mejor de los dos mundos, el liberalismo en lo económico, y la socialdemocracia en lo social, y buscar el compromiso a largo plazo en todo lo relacionado con esto. 

Lo segundo son los sindicatos. Deben reformarse y convertirse en sindicatos profesionales y abandonar la mencionada lucha de clases, el marxismo y todas las rémoras que arrastran de siglos pasados y caducos. Han de entender que el empresario no es el enemigo, y que, en la situación de crisis y decadencia actual, ellos también deben ceder y mostrar alturas de miras. 

Lo tercero es la patronal. Los empresarios tienen también que ir un paso más allá. Hay que convertir al trabajador en “socio” de la empresa. Hay que ligar los intereses de los trabajadores a los de los gestores y accionistas. Para que estos acepten sacrificios en las crisis, deben beneficiarse de los años de bonanza. 

Lo cuarto, es el sector público. Recientemente he comentado en un artículo que, para España, el tamaño óptimo en el cual se maximiza la capacidad de crecimiento de su economía, a la vez que se preserva lo esencial del estado del bienestar, está en el entorno del 40% del PIB. Esta reducción de lo público debe hacerse si queremos volver a prosperar. 

Los funcionarios, y demás empleados públicos, son privilegiados, ganan más de media, están más protegidos, y trabajan menos que en el sector privado. Dado que este sector es frecuentemente poco eficiente y poco eficaz, deben aceptarse medidas tendentes a reducir estas debilidades, así como el redimensionamiento del sector. Y desde luego, en la situación actual deberían renunciar a parte de sus privilegios. El funcionario tiene que dejar de ser intocable cuando no rinde. 

Lo quinto, es la sociedad civil, la ciudadanía. Como pueblo no somos ajenos a los males que afectan a nuestro país. Es el momento de darle más a la sociedad, y de pedirle menos. Hay muchas maneras, trabajando un poco más, evitando abusar de los servicios públicos, aceptando el copago o el pago por uso, asumiendo que las pensiones de más de 1.750 euros no pueden subir con el IPC cuando se supera el 3%, etc.… Hay que reintroducir el mérito, el esfuerzo como valores fundamentales. 

En sexto lugar, tenemos a las clases pudientes y a los potentados. En un escenario en que todos los grupos mencionados anteriormente hicieran concesiones como las mencionadas, yo creo que los más adinerados deberían estar dispuestos a hacer una significativa contribución única destinada a financiar los costes que generaría la renovación de nuestra democracia. 

En conclusión, es objetivamente fácil demostrar que España declina desde hace quince años. La constitución y las principales leyes orgánicas deben renovarse pues lo que era muy válido en 1978, quizá hoy es insuficiente. Lo mismo sucede con el modelo de economía social de mercado, modelo que desde el 2009 ha virado hacia una economía socialista de mercado en la que el estado se ha convertido en el principal actor, con muy malos resultados. 

Tenemos una oportunidad de oro en el seno de la UE para ponernos a la altura de las grandes naciones europeas, en el sitio que nos corresponde secularmente. Me parece que, de nuevo, la estamos desaprovechando, especialmente desde 2009. Creo que es hora de renovar nuestra democracia, o de lo contrario se acelerará la decadencia económica, social y política. Esto nos compete a todos, pero el proceso tiene que estar liderado por el PSOE y el PP. El futuro de España pasa por que estos dos partidos, y los sindicatos, se entiendan y colaboren en un proyecto a largo plazo.