José Manuel GARCÍA-MARGALLO y Fernando EGUIDAZU acaban de publicar un libro que dará mucho que hablar: España, terra incognita. El asedio a la democracia. El libro es un análisis riguroso de las democracias iliberales y se pasea por los autoritarismos tanto de derechas como de izquierdas para demostrar que, para acabar con la democracia, no es necesario sacar los tanques a la calle o promover una revolución, sino que basta con colonizar y vaciar desde dentro las instituciones que alojan al poder, con el propósito de demoler el orden constitucional y sustituirlo por un régimen que, simplemente, conserve la mera apariencia de legalidad.
Si en España en su laberinto, ambos autores partían de la Historia de España para hacer una prospección de la deriva que estamos tomando y señalar lo que podría volver a ocurrir, en España, terra incognita dan cuenta minuciosa de cómo tras las elecciones generales nos gobierna una coalición de partidos que quiere aniquilar la Constitución dinamitado todos los consensos. Lo decía en uno de mis artículos, Lumumba Katanga, “en julio perdimos los que creemos en la unidad de España”. En ambos libros, buceando en nuestra historia o sacando el periscopio hacia el exterior, dan cuenta de cómo la Historia tiende a repetirse. Lo que Sánchez ha descubierto es que, sin líneas rojas, se puede hacer virguerías con la aritmética hasta llegar al número mágico de ciento setenta y seis diputados y conseguir el poder. ¿Qué por el camino nos dejamos la unidad de España?, qué más da. ¿Qué tenemos que hacer normas y códigos a la carta?, no importa. ¿Qué quebramos la separación de poderes y el principio de igualdad? Es igual. ¿Qué nos hemos convertido en rehenes de un prófugo?, tiene fácil solución, se le amnistía y ya está. Todo vale. También comulgar con sapos y medias verdades. Lo explican bien los autores: la tragedia de nuestros días es que al desafío del independentismo y del populismo de extrema izquierda se ha sumado un nuevo actor, un partido socialista de nuevo cuño, al que algunos nominan sanchismo que solo ambiciona mantenerse en el poder. La amnistía es solo un paso más en el cúmulo de cesiones a sus socios, los cuales ya han anunciado que sólo acabarán cuando consigan el referéndum y la autodeterminación.
El reto al que nos enfrentamos, dicen los autores, es de una gravedad difícil de exagerar: está en riesgo el estado de derecho, la separación de poderes, la independencia del poder judicial, la igualdad de los españoles ante la ley e incluso la integridad territorial. Y, a quienes por toda respuesta dicen “No pasa nada, España no se rompe”, simplemente les preguntan si prefieren vivir en Holanda o Venezuela. Ellos sabrán.
Los populismos más cercanos en el tiempo; la carcoma del sistema; el comienzo de una era; la idolatría del poder y la metamorfosis de Sánchez; la cuestión catalana y el asalto al estado de derecho son los títulos de los capítulos que minuciosamente contemplan y con ello desgranan de manera amena la coyuntura ante la que nos encontramos. Pero no se conforman con ello, y apuntalan dos premisas muy claras que algunos tienden a olvidar: la soberanía reside en el pueblo español y no en el Congreso y el Congreso está sometido a la Constitución.
El libro de MARGALLO y EGUIDAZU habla de todo eso y de mucho más. Arranca con una conocida fábula que explica cómo cuando una rana cae en un caldero de agua hirviendo, salta muy rápido para ponerse a salvo; mientras que, si lo hace en uno al que poco a poco se le sube la temperatura, morirá. Sí, lo han entendido bien, la rana somos nosotros, los ciudadanos que nunca creímos que lo que está pasando podría ocurrir; los que nos hemos dado cuenta tarde de que el agua estaba en ebullición. Para mí que somos lo más parecido a la rana crédula de Esopo a la que el escorpión hunde el aguijón mientras dice: “lo siento ranita. No he podido evitarlo. No puedo dejar de ser quien soy, ni actuar en contra de mi naturaleza”. La moraleja es clara, no hay que engañarse, hay personas a las que no les importan las consecuencias de sus actos, porque, aunque se perjudiquen a ellos mismos, prefieren morir matando.
El libro no se conforma solo con descripciones, acaba con un: Ahora, ¿qué hacemos? Y aboga por una ofensiva articulada en tres frentes: la recuperación del espíritu de la Transición, la regeneración de las instituciones y el cierre del modelo autonómico. Es en este último capítulo donde MARGALLO y EGUIDAZU desgranan el contenido de sus propuestas; cierto es que para llevarlas a cabo se me antoja que tendremos que dejar de ser la rana crédula y animarnos a incentivar el postsanchismo. ¿Qué opinan ustedes? A mí ya me va bien.
Maribel Barreiro es jurista y escritora.
Autora del libro de relatos
De príncipes azules y otros cuentos
