PEN Colombia de escritores

Escuelas del crimen

En Miguel de Cervante Saavedra (1547 – 1616) y sus Novelas ejemplares, encontramos el relato Rinconete y Cortadillo (es decir, Pedro del Rincón y Diego Cortado, sus nombres originales o familiares), dos personajes herederos  literarios de la picaresca española de finales del siglo XVI y todo el XVII, como los Guzmán de Alfarache y Pablo, de El Buscón.

Publicada por Cervantes Saavedra en 1613, luego del éxito editorial y sus numerosos lectores de la primera parte de El Quijote.

Los mismos Rinconete y Cortadillo harán parte de la Cofradía de criminales o Escuela cuyo propietario y jefe es Monipodio, director de esos gremio y escuela de ladrones que se educan y forman y actúan criminalmente (hurtan, secuestran, hieren, asesinan y devienen sicarios: del latín sicarius, daga o espada corta de punta aguda y filo curvo, llamada sica, y que podía ocultarse bien bajo los pliegues de la túnica), y habitan en casa de Monipodio.

La novela ejemplar en cuestión, luego de relatarnos los desmanes y tareas ilegales y criminales de Rinconete y Cortadillo (a lo largo de la historia se transforman los nombres, para construir o significar sus nuevas y protervas identidades), permanece abierta, como sin conclusión son las actividades criminales aprendidas en la casa-escuela de Monipodio, en Sevilla.

Y de la cofradía de criminales dirigida por Monipodio –en el siglo XVII—podríamos pasar a la casa-escuela de Don Luis, en Medellín del siglo XX y XXI.

En Sangre ajena del escritor y pintor caleño Arturo Alape (Carlos Arturo Ruiz), Don Luis es padre, tutor, maestro en criminalidad (mas no en criminalística) de Ramón Chatarra, su hermano y un conjunto selecto pero amplio de sicarios.

Alape es autor de la paradigmática investigación El Bogotazo (publicada en 1983, luego de diez años de trabajo, contando con numerosas impresiones y ediciones), para la cual entrevistó a diez mil o más personas –teniendo como eje narrativo la hora de los disparos— sobre lo ocurrido el 9 de abril de 1948, y el asesinato del líder popular liberal Jorge Eliécer Gaitán, candidato a la presidencia del país.

Sangre ajena sería novela testimonial escrita desde la voz y visión de dos narradores: Ramón Chatarra –quien narra los hechos criminales ocurridos y vividos en Medellín junto a su hermano y bajo la potestad de aquel padre de la casa-escuela sicarial, Don Luis (quien morirá en otro acto criminal o atentado).

Ramón y su hermano han huido de Bogotá rumbo a Medellín, acosados por la miseria, un padre alcohólico y una madre pusilánime recolectora de chatarra, como el mismo Ramón, en busca de “otros horizontes”. Su historia transcurre entre sus 9 y 19 años, cuando regresará a Bogotá con el cadáver de su hermano, retornando a recoger chatarra en las calles de la capital.

Conoce en esos momentos al otro narrador y escritor (supuestamente el mismo Alape) y le cuenta sus experiencias de vida y sus acciones delictivas. Ramón estuvo todo el tiempo entre las sombras, los lugares y los lenguajes del crimen en Medallo, y logró salir vivo de esa ciudad.

Sangre ajena narra la formación y acciones sicariales de la casa-escuela –respetable en todas sus apariencias sociales, políticas y barriales— de Don Luis. Una escuela cuyas pedagogías (educación en armas, “golpes”, personajes elegidos para ser asesinados, consecuencias psicológicas y sociales) son extra-ordinarias por sus logros y aciertos fatales.

Un espejo de nuestras ciudades colombianas de un pasado reciente y de la actualidad, y sus bajos mundos de valores otros (salvándose allí los de la amistad y la solidaridad) y agonías humanas, en un país, el colombiano, amante de la muerte y sus pulsiones destructivas. Un país que respira por la herida en busca, aún infructuosa, de una sociedad de la equidad, la justicia, la comunicación y la paz.

Simbolizar (creando nexos sociales) o morir, diría Sangre ajena y la misma obra significativa de Arturo Alape.