Sencillamente irresistibles

Colorín colorado

Resulta que todo lo que estamos viviendo es un cuento, un “colorín, colorado” que se activa cada vez que los independentistas se sienten insatisfechos, que es siempre. 

Y como una banda de pirañas voraces, Junts amenaza al Gobierno que de no celebrarse un referéndum, "colorín colorado" a la legislatura.

El problema es que tenemos un gobierno más frágil que una placa de hielo quebradiza, respecto al apoyo de sus socios. Se han juntado el hambre con las ganas de comer. Puigdemonio y Amado líder son dos tríleros en pugna para ver quien se la mete antes  y doblada al otro. Mientras tanto, los ciudadanos tenemos cada vez más cara de tontos de los de toda la vida, o de monos clonados, que es a lo que últimamente se dedica China, a clonar y clonar, virus y lo que sea. 

Y Felipe González, la voz de la sabiduría, nos pide que reaccionemos porque la Constitución está siendo atacada de manera inmisericorde. Pero ¿Por qué no reacciona él? porque mucho bla, bla cargado de razones, pero obras son amores y tras explayarse sigue votando a nuestro actual Sánchez Bellido Dolfos (Noble leonés del siglo XI que asesino a traición al rey castellano), y eso es muy complicado de digerir porque Roma no paga a traidores, o como se decía en casa de las abuelas “consejos vendo que para mí no tengo”.

Pero El, el insondable, el inconmensurable, el grande, el de los cambios de opinión epilépticos por convulsos y frecuentes, el que cita a Aristóteles adoptando su frase para “tapar” sus cientos de mentiras: «La única verdad es la realidad», tiene consejos para dar y repartir en Davos donde llego, precioso como nadie, enfundado en un abrigo largo unisex con el que para lucirse hizo a pie un trayecto de diez minutos desde su hotel hasta la sede del evento económico, donde se reúne con altos cargos de empresas internacionales como Intel, Siemens o Google, ¡¡Y con Bill Gates!!, el magnate desarrollador de las ideas más presuntamente necias para el prójimo como por ejemplo “no tengas nada y serás feliz”, en tanto detenta la propiedad, es decir, es el dueño de más de 23.000 millones de dólares, pero no debe ser nada feliz desde el momento que se dedica únicamente a fastidiar a la humanidad, vaya planazo.

Y también contactara con jefes de Estado y ministros de países árabes y europeos para abordar el conflicto en Oriente Próximo. Es que nuestro amado  Sánchez sabe Muchisssimo de todo a pesar de sus escasos estudios. 

Se sube en el Falcón y se transforma en un pulpo de brazos que abrazan a quienes piensa que seduce para dejarles con la boca abierta ante su desfachatez. O en un árbol de ramas que abarcan desde la a, a la z, desde el 0 al infinito. 

Oh, a este espécimen si no existiera habría que inventarlo y siempre escalando por la mata de habichuelas del secretismo, de lo oscuro, de lo falso, de lo nauseabundo, para constatar aquello que nunca hay que hacer y para no caer jamás, pese a quien pese, en la tentación de vomitar sin parar en cada telediario.

Menos mal que doña Tucán nos protege. Vestida de muselinas, sedas, organzas y  gasas, asegura que a los demás nos basta con  una tela de saco y un solo vestido para toda la vida, porque se fabrica demasiada ropa (poca para ella propia que adora la moda y se cambia cuatro veces al día) y eso es malísimo para el planeta, para la contaminación, para ese futuro que nos ofrece su mirada vidriosa y Bill Gateada de sombra alargada, y el etcétera más largo y más de Davos que se quiera.

Verdaderamente los ejercicios de estupidez cotidiana deberían servirnos como gimnasia electoral para no tropezar de nuevo en la misma piedra de estos políticos y sus congéneres, infames e infumables, que solo se preocupan de cobrar y comprarse áticos y pisos y demás fruslerías.  Y colorín, colorado.