El diésel y la gasolina podrían volver a rozar los 2 euros por litro durante la primavera, ¿qué ha pasado?

Nueva subida del precio del diesel y de la gasolina - Patricia Malagón
photo_camera Nueva subida del precio del diesel y de la gasolina - Patricia Malagón

En mayo de 2022, los precios del petróleo tocaron sus máximos de los últimos cinco años al rebasar los 122 dólares por barril. Un movimiento que se tradujo en unos precios de 2,2 y 2,1 euros por litro para el diésel y la gasolina en España. Desde entonces, se inició una dinámica bajista que devolvió al barril de brent a cotizar por debajo de los 85 dólares. Lo cual provocó que ambos combustibles volvieran a rondar los 1,6 euros por litro de media.

La estabilidad que se ha dado en estos últimos meses podría estar contando sus días para registrar una nueva dinámica alcista que, en el peor de los casos, devolvería al diésel y a la gasolina a niveles cercanos o superiores a los 2 euros por litro.

Rusia y Ucrania, la causa de la posible subida

Aunque en los medios el ruido sobre la guerra ucraniana ha descendido con fuerza, lo cierto es que el conflicto no ha cesado. Cuando Rusia parecía tomar ventaja, Ucrania ha conseguido dar con uno de los puntos débiles del país invasor. Concretamente, están utilizando sus drones para atacar las grandes plantas de refinería de petróleo de Rusia. Unas plantas en las que se procesa el crudo para crear diésel y gasolina y que suponen unos ingresos notables para el Kremlin.

Es cierto que Occidente impuso sanciones a Rusia para limitar o prohibir las compras de crudo procedentes del país. Sin embargo, en la práctica, el mundo es un lugar interconectado y el Estado gobernado por Putin vendía a China su crudo haciendo que las sanciones de Europa apenas tuvieran repercusiones. Sin embargo, los ataques de Ucrania a las plantas rusas sí están teniendo repercusiones.

De hecho, es necesario revisar el último informe elaborado por Bank Of America en el que destacan este suceso y las posibles consecuencias para los mercados. El banco estima que los ataques con aviones no tripulados ucranianos reduzcan la capacidad de refino rusa en 600.000 a 900.000 barriles diarios. Como resultado, se espera que los precios internos de destilados como el diésel y el combustible para aviones aumenten, lo que probablemente lleve a Rusia a limitar las exportaciones. Esto refleja una medida similar a la prohibición de gasolina de seis meses implementada anteriormente para evitar aumentos en los precios internos del combustible. Por el momento, solo el 11% de las refinerías rusas se han visto perjudicadas por los ataques ucranianos, pero con un impacto notable como destaca BofA.

Las consecuencias en los precios del petróleo

Por el momento, el precio del barril ha pasado de los 77 dólares a los 85. Su implicación en los precios del diésel y de la gasolina ya se ha notado, de hecho. Concretamente, el diésel tenía un precio medio en enero de 1,60 euros, frente a los 1,66 actuales. Mientras que la gasolina ha pasado de estar en 1,72 a 1,80. Estos ejemplos tienen en cuenta el diésel A+ y la gasolina sin plomo 98.

Ahora bien, si Ucrania sigue la estrategia de atacar las plantas de refinerías rusas, el petróleo podría dispararse hasta los 100 dólares o 110 dólares, según destacan Bank of America en el informe. Si estos ataques cesan, entonces habrá que esperar unos meses para que los del Kremlin reparen sus plantes y vuelvan a producir al 100%.

“Esperamos que la producción nacional de crudo disminuya debido a la menor demanda interna de las refinerías y al limitado almacenamiento interno de Rusia de unos 250 millones de barriles”, añaden desde el propio banco americano.

Otras posibles consecuencias

El aumento del precio del petróleo tiene su repercusión en la inflación y en el alza general de los precios. Si desde el 2022 el mundo ha experimentado un fuerte repunte en los precios de los alimentos, del combustible o de los billetes de avión, en caso de una nueva alza del petróleo podría volver a incrementar el valor monetario de estos productos.

De igual manera, si la inflación repunta o no baja, el BCE no podrá bajar los tipos de interés, tal y como estaba previsto. Algo que tiene consecuencias en cosas como el Euríbor y las hipotecas, el coste de los préstamos para familias y empresas y la prolongación de una política monetaria más restrictiva en un momento en el que el crecimiento europeo no es fuerte.