Opinión

El retorno al orden

Un año más, el ecuador de septiembre y la inaplazable vuelta al devenir de la vida diaria, marcan el punto de partida de la temporada expositiva.

El calendario de muestras y la oferta cultural brindada por museos, galerías, ferias artísticas, casas de subastas y agentes culturales de toda índole, se pone en marcha con ímpetu renovado abriendo al espectador un extenso abanico de posibilidades.

Con una ojeada por el recorrido de aperturas conjuntas en las galerías privadas de los principales centros de influencia del pasado fin de semana, se puede advertir – con grata y relativa sorpresa - la cristalización de las tendencias que ya marcaron precedente en los principales eventos de la semana del arte el pasado febrero, como sucedió en ARCO, UVNT, JUSTMAD y otras ferias de referencia.

Una tónica novecentista, anunciadora de una nueva modernidad, está dando lugar a   la vuelta de la pintura en todo su espectro como arte cool, libre de convencionalismos y farragosos soportes documentales, figurativa en su mayoría y extremadamente visual en su expresividad, más directa, sin manual de instrucciones, capitalizando el enésimo ritorno all'ordine, después de las estridentes“vanguardias” del cambio de siglo. 

Quizá nos falte perspectiva histórica para ser partícipes de esta incipiente revolución pictórica.

Aunque también puede ser que nunca aparezca en los manuales, como las voces calladas de las que se hace eco Greil Marcus en sus historias secretas del S.XX, que reaccionan explotando de forma violenta por pura necesidad social.

Pero ojalá este retorno de la pintura nos devuelva la experiencia texturada y sensorial de la cata artística, tan añorada durante los largos tiempos de pandemia.

Quizás haya sido justo a causa de esos tiempos de tribulación, que la aprensiva incertidumbre haya devuelto al mercado del arte la plasticidad y el volumen de lo

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tangible, viniéndose a resguardar en la zona de confort de los viejos valores seguros.

Lo cierto es que el momento actual pudiera ser la antesala de un nuevo auge de la pintura del XIX. El Imperio tras la decadencia, como siempre ha acontecido a lo largo de la historia. 

En el arte de la contemporaneidad la pintura recupera su hegemonía, asistiendo al florecimiento de una nueva figuración, que recuerda a la efervescencia ochentera de los Esquizos de Madrid o la Escuela de Londres, con una generación de pintoras/es sin precedentes en los últimos cincuenta años.

Huele a acrílico y aguarrás. Es el momento de la pintura, la nueva asunción de la corporeidad del lienzo en detrimento de la hoy cuota recetaria que Avelina bautizara arte vip.

¡Disfrutemos!