Los jóvenes y concretamente las mujeres se han convertido en una necesidad imperante para fortalecer la democracia y enriquecer la toma de decisiones en los partidos políticos. Reconociendo el potencial y la perspectiva única que ambos grupos aportan, es esencial que la política no solo los incluyan, sino que los motiven y entusiasmen a formar parte activa del proceso político. La capacidad de aportar nuevas ideas, energía y una visión fresca a las discusiones políticas, puede conducir a soluciones más innovadoras y representativas. Es fundamental que los afiliados sean más que simples miembros: deben ser vistos como agentes de cambio y motores de progreso. Invitarlos a proponer proyectos y políticas no solo aumenta su sentido de pertenencia, sino que también les otorga una voz en la elaboración de la agenda política. Al empoderar a jóvenes y mujeres dentro de los partidos políticos, se establece un círculo virtuoso en el que la diversidad de ideas y la inclusión conducen a un proceso político más representativo y equitativo. La política deja de ser un terreno exclusivo para unos pocos y se convierte en un espacio en el que todos los segmentos de la sociedad pueden contribuir activamente. En última instancia, esta apertura no solo beneficia a los partidos políticos, sino que también refuerza la confianza ciudadana en el sistema político en su conjunto.
