Blog | Sencillamente irresistibles

La sombra de la purpurina es alargada

Me duele decirlo porque me encanta el brilli, brilli, el fulgor del oro y de la plata, su rebote en la tristeza aderezándola de luz y de glamour. Me duele, digo, pero el brilli brilli, se muere.

Porque puestos a lo suyo, o sea, a prohibir ¡Nos prohíben la purpurina! 

La Unión Europea decide seguir la senda del aburrimiento insufrible que la caracteriza comenzando por la imagen soporífera de su Úrsula (que debería llamarse “Ursulina”) aduciendo que ataca al medio ambiente por sus polímeros sintéticos inferiores a cinco milímetros, orgánicos, insolubles y resistentes a la degradación, que la componen. 

Dicho así suena terrible, pero la parte risueña de la humanidad ha convivido con los brillos divinamente desde que Henry Ruschmann, un maquinista de New Jersey  la invento. Y en los años 60 las barras de labios, las sombras de ojos y  los maquillajes estaban cargados con ella y enmarcaron  orgullosamente a los vestidos de Pierre Cardin, repletos de lentejuelas. ¡Qué tiempos maravillosos y holliwodenses!

Desde entonces la “purpu” ha sido una amiga para quienes querían dar un toque de “sorpresividad”, protagonismo y seducción a su presencia en cualquier acontecimiento.

Pero  todo se acabo. Denuncian en la EU, que la purpurina fastidia al planeta por mucho que nos favorezca a nivel festivo. Que el omnipresente y cargante cambio climático se resiente increíblemente  por su culpa, y que ni los cangrejos quieren aparecer por los fondos marinos repletos, al parecer, de toneladas de glitter. 

Se nos murió la purpurina de tanto usarla. Fueron tiempos felices con ella. Nos alegro la vida, pero eso fastidia a los “amargos” que nos lo prohíben todo, enfundados en consignas tan viejas como la de “La risa mata el miedo, y sin miedo ¿Cómo  conseguir el control de sus mentes, su esclavitud?”

Adiós purpurina, adiós. Desapareces del mercado pero no de nuestros corazones por más que Ursulina se lo haya propuesto.

Y dicen las malas lenguas de algunos malvados negacionistas que todo  esto se corresponde con un plan de no distraer ni un ápice la atención dirigida hacia nuestro insuperable y bellísimo presidente, porque ÉL es y siempre será el más guapo, el más  brillante y el más bravo. 

Bueno, el más bravo no, pero tiene un “Puente” (ex alcalde ganador). 

Y tú, Ursulina, lo sabes.