La magia está de moda, esa habilidad sorprendente del “abracadabra” utilizada por los ilusionistas en sus trucos, por el que desaparecen y aparecen objetos delante de nuestros atentos ojos, y lo hacen incluso reconvertidos en otros diferentes, como palomas, pañuelos y un largo etcétera cada vez más amplio.
Y está muy al día en nuestro país también en su modalidad de juegos de manos. No hay más que ver como las “tortitas de fresa, chocolate o caramelo” de antaño, se han transformado ahora en unas nada dulces “tortazas al alcalde” propinadas por un concejal adverso (otros parlamentarios dan coces), o en el “Ni Irene ni Pam, no os doy la mano porque no soy una falsa y no quiero ni saludaros”. Un acto que los Medios tendenciosos cambian de ser considerado una opción reivindicativa más o menos educada, a ser un acto tan execrable como el anterior.
Pero sobre todo, ¡Fíjate, fíjate! (como dicen los magos a su público) el Supremo Prestidigitador de nuestro país, el que cambia de opinión sin parar, oculta el cada vez más alto precio de la luz, de la cesta de la compra, de los carburantes etc. detrás de un paño negro, lo agita, y por arte de birlibirloque (un término que procede del Calo y significa que algo realizado como por arte de magia, esconde en la trastienda un elaborado y oscuro plan), aparece la “Economía que va como una moto de bien” y si no, que se lo pregunten a quienes no han tenido más remedio que cerrar sus negocios, o a quienes no encuentran trabajo, o a quienes viven en precario.
Pero llevar a cabo estas mágicas acciones tan rentables a nivel político no está al alcance de cualquiera, requieren por lo menos que quien lo hace, además de ser mago, sea doctor en economía y Empresa. Y Él al parecer lo es, ¿por arte de magia?, lo pregunto porque presuntamente hasta en su tesis doctoral, influyeron los prodigios al transformarse el plagio en "un error involuntario” según Moncloa.
Y para final de fiesta, que es cuando aparece el truco último del espectáculo, el más impactante e intrigante de todos, nuestro ilusionista supremo, el más progresista, o sea, el que más ha progresado en todo, deja caer en la chistera la Amnistía, el referéndum, el separatismo…Sonríe con una dentadura repleta de “Carillas” blanquísimas y preciosas como él, lo agita, y ¡ya está! se convierte en Presidente del gobierno.
Porque lo que se dice ganar, no gana elecciones, pero sí Got Talent.
