Blog | Sencillamente irresistibles

¿Bajo qué consignas?

Cuando yo era muy pequeña mi padre, un intelectual de pura cepa, me dijo: “En el mundo no hay hombres ni mujeres, hay personas. Aprende a comportarte como tal. Valora a todos los seres humanos no por sus categorías sociales, sino por las espirituales y suprime los prejuicios añadidos por las mentes cortas”.

Pero estamos en una época de mentes cortas y lenguas largas.

Una época en la que los felones, los psicópatas, los impresentables NO MIENTEN, SINO QUE CAMBIAN DE OPINION.

Una época en la que el dinero público, que no es de nadie, se gasta a manos llenas entre otras cosas, para poner pinganillo y traducir algo que no tiene traducción, la estupidez de los actos hueros pero interesados.

Propongo al respecto que sus señorías acompañen sus discursos vestidos con el traje regional para dar más énfasis a sus alocuciones, y que a la par suene en la lejanía (para mayor ambientación) una sardana, una muñeira, un aurresku, o lo que fuere más típico de sus presuntas naciones soberanas.

Una época en la que se nos empuja como a los rebaños a comprar coches eléctricos, absolutamente contaminantes, carísimos, y complicadísimos de reparar.

Una época en la que debemos deleitarnos comiendo insectos o utilizando la harina que se extrae de ellos (ruego que al menos se utilicen moscas a ver si las descastamos porque son muy pesadas y molestas), incluso en el chocolate (véanse etiquetas del chocolate rojo por ejemplo).

Una época en la que lo del cambio climático es tan demencial que a pesar de los periódicos publicados allende los años, se pretende hacernos creer que nunca ocurrió lo que ahora ocurre, o sea, frio en el invierno y calor en el verano. Fenómenos versátiles e inesperados.  Lluvias y sequia descompensadas y en alternancia etc. 

Y sobre todo,  en la que ser mujer se ha convertido en una especie de protectorado político, de algo por encima de cualquier otra consideración. Somos buenas por el hecho de ser mujeres, somos inocentes por el hecho de ser mujeres, tenemos que empoderarnos? por el hecho de ser mujeres y somos lo mas en actos y razones, por el hecho de ser mujeres. 

Noooo!!!! Me niego a ser un género, deseo vocacionalmente ser persona. 

No quiero que nadie me proteja ni que me coloquen  en un puesto porque así lo dicta una ley de ¿igualdad? (Y quien hace la ley/religión? Y bajo que consignas?). 

Definitivamente no soy igual a nadie, soy yo, no una majadera, ni una aprovechada, ni una marioneta, ni una femique? 

Soy una persona, como todas, con sus virtudes y defectos, con independencia de su sexo, y trabajando cada día en la mucha implicación de su seso

Gracias papa, mil gracias, millones de gracias.