Blog | Desde Túnez

Lorca en la poesía árabe contemporánea

Federico García Lorca está presente hoy en la poesía árabe contemporánea, se ha convertido en un símbolo o ícono para algunos poetas orientales. La figura del poeta granadino, extiende la influencia en la literatura árabe hasta alcanzar Granada y Al-Ándalus. Este triángulo, difícil de separar, ha calado bien hondo en los versos árabes a partir de la segunda mitad del siglo pasado. La figura de García Lorca sacrificado, o asesinado a manos del fascismo, se elevó, conforme transcurría el tiempo, a la categoría de la máxima heroicidad. El hecho sirvió de enlace literario transnacional entre algunos poetas árabes contemporáneos y un Lorca desaparecido una década antes de que se dieran a conocer dichos vates orientales. El interés que el poeta andalusí había generado, haría remover, aparte de evocar un posible influjo intertextual, viejas y amargas emociones de un glorioso pasado arabo-musulmán en Al-Ándalus.

No son pocas las ocasiones en las que Pedro Martínez Montávez se refiere a este tema, afirmando que «debemos concebir a Al-Ándalus como un objeto común con los árabes, y hay que compartirlo con ellos; España, para un árabe, es un dolor histórico imposible». Esto hay que verlo como una cuestión intelectual y no como forma de confrontación política. Mientras, Al-Ándalus se yergue majestuosa y grave, dolorida y nostálgica, lúgubre y silente, taciturna y dramática, multiétnica y multicultural.

Al-Ándalus ocupa un lugar envidiable entre la nueva élite intelectual árabe. El tema de Al-Ándalus sigue suscitando mucho interés: su historia y la idea del paraíso árabe perdido siguen alimentando la producción lírica de muchos poetas contemporáneos en diferentes aspectos. Al-Ándalus, es un nexo de unión entre Lorca y los poetas árabes, que refiere, expresamente, costumbres similares, consagrando, de este modo, la percepción y, a posteriori, sempiterna configuración de Al-Ándalus, cuyo núcleo duro ha quedado reducido a la actual Andalucía, como espacio mítico común.

García Lorca cala hondo en la poesía del egregio poeta de Mesopotamia, Al-Bayati (1926-1998). En sus versos dedicados a su poeta-héroe, Lorca, Al- Bayati trata de abarcar dos dimensiones temáticas, juntándolas en una sola: por un lado, Lorca, y, por el otro, la trascendencia de corte nostálgico que aún despierta en el imaginario árabe todo lo que proviene de tierras ibéricas. Al-Bayati, se sitúa, a través de los versos siguientes en una dimensión universal, se ubica en el nuevo escenario de la lucha del hombre libre, sin importar ni el espacio ni el tiempo, es la lucha por imponer los valores de su ciudad fascinante. Al-Bayati traspasa, de ese modo, las depauperadas tierras de Oriente Próximo, se interesa por España, llora su héroe Lorca, y se fija en Granada como posible asentamiento de su imaginaria ciudad. En esa dinámica en Al-Bayatí, se asocian los agónicos instantes del fusilamiento de Lorca, “bajo el hierro”, una lluvia de resentido plomo y represivos “sombreros de la guardia civil”, con la agonía de la bella noche granadina, que los esbirros de la muerte convirtieron en humo, fuego y sangre:

Lorca callado

Y la sangre en el recipiente 

de rosas agoniza la noche de 

Granada

bajo el hierro

y los sombreros de la guardia civil se muere,

y Los niños lloran en las cunas

En este fragmento de Al Bayati, “Muerte en Granada”, la figura de Lorca y la del toro de lidia, se parecen, se confunden y no forman más que una. El poeta granadino se convierte en este toro bravo, dinámico, valiente y luchador, herido hasta la muerte por los golpes de la vida; una vida que siempre quiso aprovechar y salvar. El destino trágico de Lorca es una personificación de los que sufre un toro de lidia. 

Lorca callado, y tú en Madrid con tus armas: 

el dolor, las palabras y los volcanes que arrojan lava,

¿para quién tocan, pues, esas campanas? Estás callado, y sangre 

tiñe el lecho, los bosques y las cumbres.

Mahmoud Darwish, el poeta palestino, se ha hecho eco de la inmensa capacidad estilística lorquiana, unida a un fuerte compromiso humano, y ha tratado de aplicar sus rutilantes y descollantes influjos en las palabras que un día estallaron y brotaron en chorros, franqueando los confines de sus labios, para confirmar, así, la elevación de Lorca a los pedestales de la gloria eterna. Toda vez se hizo silente su voz y secó la prístina arteria de su rojísima flor de sangre arábigo andaluza, cuando hubo trascendido y  una vez derramada su sangre y marchitada su flor de color rojizo, en heroico y mítico símbolo de lucha por los anhelos de libertad, amor y revolución. Así describe Darwish en sus versos la muerte de Lorca:

En su pecho encontraron un candil de rosas 

y una luna, 

estaba muerto, tendido sobre unas piedras, 

en sus bolsillos había unas monedas,

una caja de cerillas y un permiso para viajar, 

su antebrazo llevaba tatuajes. 

Le besó su madre y le lloró un año entero, 

al año germinaron zarzas en sus ojos 

cuando la oscuridad invadió el lugar. 

¡Oh, hijos de mi patria!

¡Se murió la luna!

 

Ridha Mami

Universidad de La Manouba Túnez