ORBAYADA

Lumumba Katanga

Maribel Barreiro
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2023 ha sido un año difícil. Todos nos hemos dejado algo o a alguien querido por el camino. También nos dejamos trocitos de dignidad y de ilusiones. 

Desde el punto de vista político nos gobiernan los perdedores, un partido socialista segundo en el ranking de las elecciones apoyado por independentistas como ERC y JUNTS que perdieron entre los dos más de medio millón de votos, algo más de la mitad de los que tenía ERC y un veinticinco por ciento los de Junts. No les miento, se quedaron los cuartos y los quintos en su comunidad por detrás del PSOE, SUMAR y el Partido Popular. Sí, sí, lo están leyendo bien. Perdiendo, ganaron los independentistas. Ganando, perdimos los que creemos en la unidad de España. Pero, paradojas de la vida, de todos ellos EH Bildu obtuvo más votos que en las elecciones anteriores; los del PNV deberían hacérselo mirar.

Perdimos el respeto a la ley y a la justicia. Ahora para algunos todo vale. Con la ley de solo el sí es sí, los juristas aprendimos que los principios del código penal se sustentan en arenas movedizas y que los malotes pueden modificarlo sin más. A veces me da por pensar que para algunos la Constitución es un jersey viejo que se puede estirar ad infinitum y se lo han comido las polillas. Y quizá sea verdad que, como yo, necesite algún que otro retoque para encajar todo lo que está pasando o lo que llegará; aunque estoy convencida de que con una sesión de maquillaje será más que suficiente. ¿Recuerdan aquello de sombra aquí y sombra allá? Maquíllate, maquíllate. Pues igual. Lo primero es ponerle un quitaporos para evitar las termitas que la quieren destruir, seguido de un quitaojeras porque últimamente la pobre está durmiendo fatal. Después una manita de europeísmo y un retoquito con el pincel para que se marquen bien las competencias de las Comunidades Autónomas y su financiación y, ya de paso, definir las líneas de un Senado que nos quede resultón. Luciría también mejor con una sombra del color de los nuevos derechos y libertades y estaría genial si con un lápiz de ojos dibujáramos los límites de la inteligencia artificial, de la ética y la salud y de la propiedad intelectual. No se nos pueden olvidar unos toquecitos de polvos translúcidos para quitarle los brillos y que salgan a la luz los que claman que la justicia está hecha para todos. Además, borraría su cara de estupor cuando le dicen que, si el dinero público no va a un bolsillo particular, no es malversar. O el sofoco que le da, cuando le insisten en que en ella está la amnistía y se mira y no la encuentra, mientras impávida asiste a la desfachatez de los políticos que le hacen un Juan Palomo. Y, sobre todo, su expresión de pánico cuando le hablan de propiciar que se muera Montesquieu.

Me tiene tan preocupada que últimamente no paro de tararear una vieja canción de los cincuenta que se bailaba en muchas discotecas ¿Qué pasa en el Congo? Y la sala entera respondía en un rugido Que a blanco que cogen le hacen mondongo con una alegría y un distanciamiento espeluznante de la tragedia humana que en ese momento se estaba viviendo en un país del que hasta Dios se había olvidado. Qué pasaría si ahora alguien dijera ¿Qué pasa en España? A veces tengo la sensación de que salvando las abismales distancias con algún que otro arreglo casi se podría cantar la primera de estrofa de Dodó Escolá que sonaría así

Según dice la prensa, la tensión es inmensa

Hay lío en España, menuda sandunga que se organizó

Ministros, jueces, fiscales y hasta verificador

se hacen un lío con el lawfare y la autodeterminación.

Que si es España es una, que, si son dos,

que habrá amnistía pese a la sinrazón.

¿Qué pasa en España?

¿Que alguien nos mintió?

Qué absurda mentira, pasa que cambió.

 

 

Maribel Barreiro es jurista y escritora

Autora del libro de relatos 

De príncipes azules y otros cuentos

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