La semana pasada impartí un seminario sobre Networking y liderazgo en la Embajada Británica en Madrid para chicas menores de edad (ganadoras de la iniciativa “embajadoras por un día”).
Preparando el seminario, me paré a reflexionar sobre si hubiera tenido sentido que a mí, con 15-17 años, me hubiesen dicho ¡confía en ti misma!… y llegue rápido a la conclusión ¡La realidad es que no! No hubiera tenido sentido y me hubiera parecido más abstracto que inspirador.
La confianza en una misma no se establece con palabras a edad temprana. Yo, recordando mi viaje, me he dado cuenta de que esa confianza la he forjado a través de superar adversidades, atreviéndome, rompiendo esquemas…
Por eso, a estas niñas del futuro les trasladé que la confianza no se dicta, se cultiva con el paso del tiempo. Creo que no hay que guiar con palabras, sino con historias reales. Cada obstáculo, cada desafío, es un paso de superación, que a largo plazo y a medida que avanzamos genera capa a capa un poderío interno.
Quise transmitirles que el proceso es tan valioso como el resultado. La paciencia y la autenticidad son grandes aliadas para el camino de la confianza propia. El crecimiento personal es un proceso muy valioso que conlleva tiempo y dedicación.
