Del sur xeneixe

Carta inédita de Miguel de Unamuno

Miguel de Unamuno carta inédita
photo_camera Carta de Miguel de Unamuno

Un día de comienzos de los años 60, durante la tarde, visitó nuestra humilde casa boquense una prima lejana llamada Raquel Ferreto, a la que recibíamos o visitábamos ocasionalmente.

Pero esa tarde se produjo un hecho inesperado.

Raquel se sorprendió frente a una vista del puerto boquense, pintado por lo que se denomina “un pintor dominguero” llamado Luis Scartascini, y tanto gusto de ella, que me propuso  hacer un trueque con una carta “importante” que había recibido en herencia.

Cuando me mencionó dicha carta, su propuesta me intrigó, por lo que la inquirí acerca de la misma.

Me respondió entonces que se trataba de una carta escrita por el filósofo y escritor vasco Miguel de Unamuno,  que había llegado a sus manos en calidad de herencia de su padre Nicolás, que décadas atrás había actuado como albacea testamentario de un prestigioso médico llamado Luis C. Maglione de destacada actuación en el campo de su especialidad entre el periodo final del siglo XIX y las primeras décadas del siguiente.

En particular, dentro de la patología histérica que recién comenzaba a desarrollarse en el país, y más tarde,  como discípulo del gran maestro de la higiene pública nacional Guillermo Rawson, del que publicó en París sus conferencias,

La  respuesta epistolar de Unamuno la motiva un opúsculo que Maglione le dirigiera en el mismo año,  a partir “…de la breve referencia que en él hace al juego del ajedrez, y en  que coincidimos”.

Dicha referencia dispara una  reflexión erudita del filósofo vasco, que distingue –y valora- en distintos grados la medicina interna y la cirugía como expresiones científicas.

He aquí su texto completo de la respuesta, que está escrita a la pluma en un papel especial que lleva el membrete del “Rector de la Universidad de Salamanca” 

 

2   VIII    20

Al  Sr Dr Luis C. Maglioni

 

Usted, señor mío, me ha enviado su opúsculo médico por la breve referencia que en él hace al juego de ajedrez, y en que coincidimos, pero yo lo he leído entero y concuerdo con Ud. Padezco de una curiosidad omnilateral, no hay cosa que no me interese, y desde luego la medicina. Conozco y trato a muchos médicos y soy íntimo amigo de uno de los mejores cirujanos de España el Dr Areilza hombre además inteligentísimo. Y añado esto porque hay distinguidos cirujanos, virtuosos del bisturí, especie de ajedrecistas, de inteligencia menos que mediocre y pésimos médicos. Sarasate, el gran violinista, era un cretino o poco menos. La antigua medicina clásica, la medicina interna, me parece era en el fondo más científica, más orgánica y menos mecánica. Dudo que de la cirugía salga un Claudio Bernard.

Exacto…clínicos excelentes, terapeutas mediocres. Pero es que la ciencia médica, la verdadera ciencia, el conocimiento de las enfermedades no termina acaso en el diagnóstico? Lo otro es arte.

Y en lo otro entra el azar, el divino azar al que se deben tan grandes descubrimientos. La acción del mercurio, la de la quinina son evidentes pero no se sabe su razón científica. Porqué la quinina corta la fiebre? Para saberlo habría que reducir la fisiología toda a química fisiológica, la química toda a termodinámica y mecánica molecular, pues ésta está ya reducida a matemáticas que es ciencia pura..

Pero eso de que la medicina sea un arte que se apoya en ciencias no puras, en ciencias de inducción, es lo que da juego a una inteligencia poderosa.

Eso a juego a algo que equivale a la inspiración, pero a una inspiración metodizada.

Y luego el arte supremo de saber aprovechar el azar (conoce usted las obras del gran pensador Cournot, que era un matemático filósofo?!Que cosas tan buenas escribió sobre el azar!

En nuestras Escuelas de Medicina se descuida la fisiología y la terapéutica, y así sale ello. El excesivo predominio que dan a la patología convierte a la medicina en un empirismo escolástico y de receta. Cómo puede saberse bien lo anormal  si lo normal no se conoce bien?

En tono humorístico suelo yo decir que el médico se mueve en un dilema: o deja morir al enfermo  por miedo a matarle, o lo mata por miedo a que se le muera Y el cirujano es peor, es el arte por el arte. Y el arte de matar.

Y basta ya.

Solo he querido que vea como su opúsculo me ha interesado. Y me alegra verle venir a estudiar  Europa tan libre de prejuicios.

Queda suyo aftmo.

MIGUEL DE UNAMUNO (firma)

 

 

Carta inédita Miguel de Unamuno (1-2) (2)
Carta inédita Miguel de Unamuno (1-2)
Carta inédita Miguel de Unamuno (2-2)
Carta inédita Miguel de Unamuno (2-2)