Blog | El Jardín del Edén

Pasemos al jardín

Nos gustan los jardines: para verlos, o peor aún, para meternos en ellos. Dios nos puso en uno, y ya nos encargamos de que al poco terminara como el rosario de la aurora; que si la serpiente, que si la manzana, que si que se yo… al final, espada en mano, el ángel nos mostraba la salida no demasiado amablemente, y más adelante tuvo que venir al mundo el propio Dios para arreglar los planes que había hecho y que tan magistral y prontamente habíamos desbaratado. ¿Tenemos remedio? 

Y eso que solamente éramos por entonces Adán, Eva y su familia modélica, donde las discusiones se arreglaban a garrotazos. Ahora en España, según el INE, somos más de 48 millones de almas, cada una de su padre y de su madre, y ahora, según muchos de nuestros compatriotas cuando vuelven de unas vacaciones por ahí fuera, como en España en ningún sitio, aunque en un par de semanas ya se nos olvide.

Si uno se pasea, o mejor dicho surfea, por los rincones de internet, encontrará todo tipo de ránkings y opiniones que muestran España como el mejor sitio para vivir, o casi; un auténtico Jardín del Edén. Paradójicamente, en el cajón de al lado de internet, donde las estadísticas de autoestima de los países, los ciudadanos de esta piel de toro son los que se muestran más críticos e insatisfechos con su propio país.

Este verano tuve ocasión de escuchar al profesor Tamames en una presentación de su libro “la mitad del mundo que fue de España”, en donde, sin complejos, presentaba la gran obra civilizadora de nuestros bisabuelos en esa otra mitad del mundo. El resumen que me hice para mí fue ese exactamente: “sin complejos”, y mucho menos cuando esos complejos están enraizados en visiones ahistóricas, cuando no propagandísticas por los enemigos de entonces. No estaría de mas que otro Tamames pudiera escribir otro libro “sin complejos” sobre la España del siglo XXI.

La canción del verano está siendo Waterloo, pero creo que como otros muchos me he perdido la letra de esta versión y solo he oído su música. La música no es la inmortal de Abba, ya se lo digo yo, aun así he podido distinguir unos lamentos acomplejados sobre el Jardín del Edén que me han dado los blues al escucharlos. Tal vez el problema sea la clave de la composición: yo trataría con la de Sol, que dicen que lo cura todo.

Por el momento seguiré apostando por Bismark y su “España es el país mas fuerte…”, aunque no deja de ser una pena que con estos amigos no hagan falta enemigos. Si seguimos así, no tengo duda que conseguiremos desbaratar nuestro Jardín del Edén patrio. ¿Qué traumas necesitamos superar para poder convivir y ser felices en el mejor país del mundo para vivir?