Sencillamente irresistibles

Vendedores de cupones

El de la transparencia es un concepto francamente hermoso adoptado también por la literatura. Es en sí misma un poema que le brinca al corazón, que se sube a la mirada, que ilumina la sonrisa, que indica la contraposición con lo opaco, lo perverso, lo sesgado, lo oculto.

Pero por aquí, por este ¿nuestro? país la transparencia se practica poco, y menos aun en la política, que tiene por Moncloa los cristales muy sucios, repugnantes las ventanas, con telarañas los balcones y repletos de auténtica mugre los miradores por los que el doliente matrimonio que la habita intenta escapar del “destape” en la red de mentiras tejidas cada instante y con saña por ellos mismos.

Es un fenómeno, de dimensiones parapsicológicas puesto que Nadie con implicaciones en el gobierno percibe ni la más mínima opacidad en el entorno. Un fenómeno que ataca a visitantes, monclovitas, mediadores, ministros etc. que “milagrosamente” dan y reciben money, Money. Compran y venden mascarillas y pisos y lo que haga falta para llevar cabo un ”reparto equitativo” de la riqueza a lo Doña Tucán.

Sin ir más lejos el hermano de Pedro Sánchez tiene 1,4 millones de euros en acciones del BBVA, 114.973€ en cuentas, 63.880 € en criptomonedas y tres pisos. O sea, un patrimonio total de dos millones de euros por el que no paga impuestos en España. 

Y eso con un sueldo de 55.000 euros al año. 

Es un señor de lo más ahorrador, o es un poquito  invidente tal vez. Algo semejante les ocurre a Illa, a Koldo y a Francina y a la larga lista de misereres miembros de la “Chupy&pandi” alejados de la transparencia y sumidos en la más nauseabunda suciedad del entorno.

 Ni siquiera el galardonado dramaturgo Abalos (Jose Luis) fue capaz de ver a Delcy la número dos de Maduro, que a pesar de pisar suelo español ante sus narices en Barajas (lugar donde fue a esperarla), y a pesar de venir la chavista con tropecientas maletas y ser acompañada por un séquito que la escoltó hasta el avión en el que voló a Qatar, Äbalos no la vio en absoluto. Hay que recomendarle rezar a Santa Lucía para que le cuide muchísimo porque con tantísimas dioptrías cualquier día se confunde y se acomoda en otro grupo fuera del mixto, siguiendo el ejemplo de su impresentable Sánchez en el  interior de los osarios donde se acumulan restos mezclados de caídos en la Guerra Civil. Una exhibición entre calaveras y huesos en Cuelgamuros. Protagonizó un espectáculo indecente en el que se muestra con una batita blanca de forense que le hace juego con su “mechón” y le favorece muchísimo. Y eso es realmente lo que le interesa al bello entre los bellos. Nada de los efectos de las vacunas que tanto nos recomendaron, incluso para los más pequeños.

El Gobierno se niega, se ha vuelto a negar a la reforma de la Ley de Transparencia. 

Las ventanas seguirán sucias a su conveniencia, tupidas en Moncloa, pero al final, seguro, aparecerá una vieja del visillo destapando la trama.

Y lentamente nos enteraremos de todo, que se coge antes a un mentiroso que a un cojo.

La España de charanga y pandereta que decía Machado, tal vez despierte. Ojala!, pero por si acaso no olvide usted las muletas en casa.