A Volapié

Sánchez; genuflexo ante el fascismo separatista.

En este estupendo medio que es El Diario de Madrid, hay gente mucho más preparada que yo para tratar temas que tienen que ver con la lengua oficial del Estado y el derecho. No obstante, preocupado por lo que sucede con el castellano en ciertas regiones de España, me he animado a escribir unas breves líneas.

El deseo de P. Sánchez de permanecer en el poder a cualquier precio le ha llevado a maniobras y pactos que incumplen la Constitución, y en esta ocasión, atentan contra los derechos de las personas. 

Es el caso del acuerdo que ha firmado con la Generalitat para blindar la ley autonómica de usos lingüísticos, de manera que es cómplice de la eliminación del castellano en las escuelas (así como en las AAPP catalanas). Esta es la lengua oficial del Estado, y el principal idioma que se habla en España y Cataluña, además de una de las más habladas en el mundo. 

Esta ley autonómica es una maniobra de los partidos separatistas para que no se pueda ejecutar la sentencia del TSJC de Cataluña por la cual el 25% de las horas lectivas de las escuelas públicas han de ser en español. Han modificado el marco legal de manera que se expulsa el castellano de la escuela y no se contempla como lengua vehicular. 

El gobierno de España debe trabajar para que se ejecuten todas las sentencias, y en cambio Sánchez hace lo contrario, colabora para que no se ejecuten aquellas que no le convienen, ni a él, ni a sus socios separatistas. 

El presidente debería defender el español porque es la lengua oficial del Estado, y es un deber constitucional que todo ciudadano español la hable. Es además, un activo de gran valor para su desarrollo cultural, económico y social, tanto en España, como en Cataluña y en medio mundo. 

El español es obligatorio por ley en toda España, por lo tanto no se puede excluir, y en ningún caso el gobierno central puede aceptar esto. Esto es atentar contra los derechos de la infancia y la juventud.

Y sin embargo el PSOE lo hace. En el fondo no es de extrañar, pues el PSOE, la UGT y Largo Caballero colaboraron con mucho gusto con la dictadura de Primo de Rivera. El PSOE es así, abandonó a Karl en Suresnes, pero no a Groucho, tiene principios, pero si no gustan, los cambian sin rubor, todo con tal de trincar poder y plata. 

En Francia, por ejemplo, todos deben aprender y hablar francés, por ley. Las regiones con idiomas locales propios, pueden enseñar dichos idiomas, pero no pueden no enseñar el francés. 

Esta política se basa en un enfoque totalitario y excluyente, fruto de un nacionalismo decimonónico, cuyo fruto es un grave daño al futuro de los niños y adolescentes de esas partes de España.

En América, en Asia, en Europa, millones de personas estudian el castellano, como aquí estudiamos el inglés, o el francés, y desde hace poco tiempo el chino. Esto es así porque el español es un idioma líder y global, un vector de crecimiento personal y profesional. 

No solo es ir en contra de la constitución, es ir contra el propio estatuto, el derecho a la educación y los derechos humanos, es trabajar para que esas regiones sean cada vez más pobres cultural y económicamente. 

P. Sánchez es cómplice y colaborador necesario en todo esto. Este asunto ya debería estar en el tribunal Europeo de los Derechos Humanos, y ser grávemente sancionado por la UE. 

El PSOE está logrando que España sea un estado en descomposición social, económica, territorial, política e institucional. ¡Todo un récord!