En román paladino

Recuerdo de Pedro Salinas

Foto José López Martínez y Juan van Halen
photo_camera Foto José López Martínez y Juan van Halen

El próximo 27 de noviembre va a cumplirse un nuevo aniversario del nacimiento de Pedro Salinas, el primero, cronológicamente hablando, de los poetas de su generación, es decir, la del veintisiete, la cual se celebró en toda España con motivo del tercer centenario de la muerte de don Luís de Góngora, tan admirado siempre. 

Julián Marías dijo en uno de sus espléndidos  artículos del ABC que uno de los grandes amigos de toda la vida de Pedro Salinas fue Jorge Guillén: “Al cabo del tiempo –agregaba-- los intelectuales por motivos políticos comenzaron a  regresar a España. Guillén tuvo más suerte y el autor del poema “Está el alma tranquila/ y la tarde desnuda tiene una luz rosada”… Salinas, nació en Madrid y murió en Boston el 4 de febrero de 1951, siendo uno de los pocos exiliados que nunca regresó a España, que le trató mucho en Norteamérica y estuvo con él en la hora de su fallecimiento, pero las circunstancias le impidieron volver.

La vida y la obra de Pedro Salinas constituyen uno de los legados más valiosos de la cultura española en los últimos tiempos. Durante los años que residió en España, las universidades de Sevilla y Madrid, reconocieron su excepcional valía literaria y docente, donde estuvo ocho años ejerciendo una gran influencia en la historia universitaria, entre la que se encontraba nada menos que Luis Cernuda y Juan Ramón Jiménez el cual era once años menor que él y reconoció siempre sus ayudas y orientaciones.

Treinta y tantos años después de su muerte la memoria cultural de Pedro Salinas continúa vigente en su obra, pues el autor de La voz a tí debida, una de las trilogías más célebres de la lengua castellana, continúa presente en todos los idiomas del mundo. Quiere decirse que no fue sólo un consumado poeta, sino un admirable conocedor de las teorías de la crítica literaria, un admirable prosista y autor teatral, incluso un ensayista. 

Sin embargo, se ha podido apreciar, en determinados estudios, que el número de lectores de poesía amorosa está decreciendo en los últimos tiempos, lo cual es un claro indicio de la situación de la sociedad actual.