Aunque desde hace años se produce el desabastecimiento temporal de algunos medicamentos, la situación actual ha alcanzado proporciones preocupantes, convirtiéndose en un problema crónico, que afecta a casi 1.000 medicamentos. En 2022 la escasez afectó a 403 medicamentos, mientras en 2023 ha alcanzado la cifra récord de 947 presentaciones, lo que supone un crecimiento del 135%.
Y no es un problema que afecte solo a España, es un problema transfronterizo, y se ha convertido en un desafío para toda Europa, que ya prepara una reglamentación específica para enfrentar la escasez.
Las causas del desabastecimiento son multifactoriales como un exceso de demanda, cuyo ejemplo más conocido es el antidiabético Ozempic que se usa para conseguir pérdida de peso; también hay aumentos puntuales de demanda en antigripales, antihistamínicos (alergia) o antidepresivos, marcados por la estacionalidad. Entre las causas también hay que reseñar los conflictos internacionales como las guerras de Ucrania o Palestina que producen interrupciones en la cadena de suministro de materias primas, pero también, de materiales de acondicionamiento o excipientes. Y, cómo no, el aumento de costes e interrupciones en el suministro, ya que la producción de materias primas se concentra en pocos países.
Las consecuencias del desabastecimiento son la pérdida de la adherencia a los tratamientos y, en general, el colapso del sistema sanitario y debido a sus rigideces. Por ejemplo, los farmacéuticos no pueden dispensar otras presentaciones del mismo medicamento, aunque sean 100% compatibles, obligando a los pacientes a volver al médico.
Entre las soluciones para mejorar la situación actual se pueden destacar, unas de tipo coyuntural como son los programas informáticos que permiten a las farmacias aliviar la búsqueda de los medicamentos a los pacientes para que no vayan de farmacia en farmacia y, las de tipo estructural, responsabilidad de las Administraciones, mejorando los procedimientos para que la industria pueda cambiar rápidamente de proveedores, algo que ahora no es un proceso ni mucho menos automático; y cambiando la legislación para que los farmacéuticos puedan sustituir medicamentos de igual composición, en caso de necesidad.
En este momento existen dos programas informáticos uno de carácter privado implementado de forma gratuita por la empresa Luda para sus asociados con el que cuentan 3.500 farmacias; y otro corporativo del Consejo General de Colegios de Farmacéuticos, llamado Farmahelp, que cuenta con unas 10.000 farmacias, sin embargo, el programa de Luda está consiguiendo muchas más localizaciones que Farmahelp, a pesar de contar con menos farmacias.
Las soluciones estructurales, tanto a nivel europeo como en España pasan por autorizar a las farmacias de una mayor autonomía para sustituir determinadas presentaciones; dotar de un precio más justo a los medicamentos esenciales, muchos de ellos con precios muy bajos; mejorar los procedimientos para la sustitución de proveedores a la industria y acabar con muchas rigideces que se producen en el proceso de prescripción y dispensación en nuestro sistema sanitario.
De momento, lo que toca, es conseguir que la cifra de medicamentos desabastecidos comience a bajar, aplicando todas las soluciones públicas y privadas para conseguirlo.
