Símbolos sin tiempo

Presentación de "Mi vida con Alberti" de María Asunción Mateo

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photo_camera Presentación "Mi vida con Alberti", María Asunción Mateo

Ayer día nueve de noviembre, en un acto organizado por el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, presenté el libro que María Asunción Mateo tituló “Mi vida con Alberti” (Editorial Berenice) y que connota todo un mundo pleno de emociones que exhalan el silencio de la vida. María Asunción Mateo propuso un largo recorrido por los años que compartió con el poeta de la Generación del 27. Formuló una senda íntima e intensa por los lugares que conoció con Rafael Alberti y, sobre todo, con los seres humanos que desde unas u otras “veleidades” formaron parte del paisaje más humanizado que pueda describirse; pero como los seres humanos en ocasiones alcanzamos conductas insospechadas, María Asunción se dio cuenta que una vez muerto el poeta, algunos aspirantes a poetas que se habían acercado como amigos, empezaron a escudriñar en el territorio de los celos  que buscan los espacios disipados donde nunca estuvieron, y cómo se considera que tal defecto forma parte de los seres que se humanizan a base de traqueteos y de embustes. Así fue sucediendo y algunos de los que se habían instituido como guardianes de la obra, como custodios de la obra y de la influencia de un poeta que ya formaba parte de la historia de la literatura, creyeron que tras la muerte de Rafael Alberti, María Asunción Mateo - ahora viuda - no sería capaz de gestionar y reflexionar sobre un gran legado impresionante. Algunos de los que se hicieron los ofendidos por la relación que se estrechaba entre María Asunción y Rafael, no dudaron en increpar cuando podían. Naturalmente, mientras Alberti vivía no se atrevían a tanto. Uno de ellos, García Montero hoy flamante director del Cervantes pidió en una ocasión un prólogo a Rafael para su libro Diario Cómplice. Rafael, que no tenía ganas ni tiempo de escribirlo, le sugirió que lo escribiese en su nombre. Así lo hizo y cuando le leyó el texto Rafael Alberti le dijo que él eso no lo hubiese escrito ni del mismo Neruda. Benjamín Prado también se sintió ofendido con la aparición de María Asunción Mateo y después con el matrimonio. 

María Asunción también conoció y participó con otros grandes poetas de ese tiempo. Frecuentó de Dámaso Alonso y a Eulalia Galbarriato, a Gabriel Celaya, que así solía firmar cuando escribía poemas y Rafael Múgica - con otro de sus nombres y apellidos - cuando se hacía pintor. Con Gabriel Celaya conoció a Amparo Gascón (Amparitxu) su eterna colaboradora y compañera. También se relacionó con Rosa Chacel, con Mario Benedetti e incluso al mismísimo Fidel Castro, entre otros muchos.

Desgranó todo un mundo de emociones y de intimidades que durante diez años, ya siendo su esposa, pudo compartir con Rafael Alberti  y narró la historia febril y legendaria de aquellos años previos, años de noviazgo dilatado, en los que también dirimió los laberintos de todas las pasiones de la vida.

María Asunción Mateo narró decenas de anécdotas que iban sucediendo durante la vida. Desveló la personalidad e improntas de Rafael, descubrió el arraigo a la vida a la posibilidad más sencilla de vivir con un poeta que no pensaba nunca en los asuntos económicos, del poeta que lo era por sus versos y sus modos de vida. De un poeta que quiso ser pintor y que vivió de la pintura en los años difíciles de exilio. Nos habló del exilio, de Buenos aires e Italia, de los viajes que hicieron juntos y que volvieron a acercarlos a universos lejanos.

María Asunción había conocido a Rafael Alberti en Baeza, el un homenaje a Antonio Machado.

El libro “Mi vida con Alberti” fue presentado en El Círculo Recreo de Valladolid por Antonio Piedra, en el teatro Liceo de Salamanca por Asunción Escribano, en el Centro Niemeyer por María Fernández, en la Biblioteca Pública de León por Adolfo Alonso Ares. Será presentado hoy en la Casa de la Lectura: Biblioteca Municipal de Segovia por María Antonia de Isabel, en Barcelona lo presentará Pere Gimferrer el día 27 de noviembre en la librería Byron. En Madrid se encargará de hacerlo Luis María Ansón en El Ateneo el 11 de diciembre.

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