La mirada de Ulisas

La mirada de Ulisas sueña con un mundo fraterno

Bella Clara Ventura
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LA MIRADA DE ULISAS soñó, porque esa mirada tan humana también sueña, o mejor dicho en esta oportunidad “pesadilló”. Y haré uso de mi derecho al neologismo, acordado a cualquier persona que se atreve a darle renombre a una palabra. Mi deseo es suplir la carencia que indica la frase: tener pesadillas. Me viene bien mi invento “pesadillar” por la ausencia del vocablo que ocupa. Además yo, por ser yo una simple mirada, no veo porqué se me negaría la eventualidad de crear una palabra a mi manera. La idea responde a lo que me sucedió anoche. Mis párpados bien pesados iban en busca del sueño reparador y ¡oh sorpresa! al cerrarlos se topó con una espantosa visión. Ante mi atisbo se presentaba una imagen donde los países caían en dictaduras bajo regímenes autocráticos y muchos descontentos. Matanzas autorizadas por los gobiernos represivos, imposición del orden a la brava, mujeres vedadas sin derecho a la palabra ni a las acciones. Abolidas las conquistas que, con sangre, desvelos (¡con muchos velos!) y lágrimas fueron alcanzadas por mujeres valiosas. Le pusieron el pecho al combate y se expusieron a las valientes luchas para la causa de la liberación femenina. Dio sus frutos, ¡¡¡qué en algunos aspectos aún les falta madurar!!! Pero no hay verdadera queja porque la propuesta occidental, de la que me siento orgullosa, cada vez nos ofrece mayores prebendas. Y lo digo desde la mirada femenina que me habita. 

Quizá esta pesadilla se inició al constatar que se celebraba el día internacional de la mujer y que en varios países ese festejo no tiene la menor resonancia. O tal vez la pesadilla se presentó por el temor que vive el mundo en este momento al saber que las democracias peligran y mi mirada, de esa Ulisas que no traga entero, le dio rienda suelta a su inconsciente para denunciar la alerta. Vio escenas de homosexuales, mujeres y hombres colgados de sogas que mostraban a todas luces sus lenguas silenciadas, disidentes en el paredón recibiendo balas en el corazón. Fueron imágenes apocalípticas que llenaron mis ojos de lágrimas. Desperté tratando de frotarme los ojos para sentir que era simplemente una alucinación. Pero desafortunadamente, el miedo existe porque los egos se están apoderando de las cúpulas del poder y la siembra del terror es la respuesta a la búsqueda de dejar las democracias en amparo. Amenazadas tratan de defenderse con sus métodos liberales. Sí, las democracias están sufriendo una época oscura donde la luz alcanzada tratan de apagarla y volver a los tiempos del oscurantismo y de desvaríos por invasiones desmesuradas y altamente atrevidas. Los horrores vividos en los dos últimos años demuestran que mi mirada tiene la lágrima escurrida por lo que la humanidad está padeciendo. Focos de violencia, de corrupción, de feminicidios, de ataques extremistas que le arrebatan el equilibrio a la razón. Mi mirada se interroga ¿qué le está pasando al mundo? en momentos cuando creíamos que la PAZ, tan anhelada, era nuestra gran aliada. La victoria de personas sensibles que se hicieron cargo de perpetuar su voz y su encanto con batallas libradas y gritos de triunfo. Décadas de una cierta tranquilidad, a pesar de conocer la realidad de que el hombre por su propia condición nunca dejó de guerrear en sitios puntuales y aislados, pero ahora el asunto se puso color carbón. Arde la Humanidad. Se percibe el paso agigantado de las banderas de la guerra. Tienen sonido propio y ondean de manera absurda y dolorosa. Y el terror con su rostro de horror viene ya sin su disimulo, se hace presente con autoridad propia y con su aliento vociferando asesinatos en nombre de un dios, que la civilización occidental no acepta por no siempre aprobar sus fines bélicos e impositivos. El choque de civilizaciones ya vivido en tiempos pasados regresa con su aliento en boga. Hay que recordar que España en su tristeza y pánico de perder su homogeneidad expulsó a los árabes. Anhelaba salvaguardar su cultura y sus costumbres. Ya confesé en previos artículos que me gusta indagar, por ende Dr. Google a veces me resulta preciso en sus descripciones. Retomo el texto  por considerar que ilustra una época:“La expulsión de los moriscos de España fue ordenada por el rey Felipe III y llevada a cabo de forma escalonada entre 1609 y 1613. Los primeros moriscos expulsados fueron los del Reino de Valencia (el decreto se hizo público el 22 de septiembre de 1609), a los que siguieron los de Andalucía (10 de enero de 1610), Extremadura y las dos Castillas (10 de julio de 1610), en la Corona de Castilla, y los de la Corona de Aragón (29 de mayo de 1610). Los últimos expulsados fueron los del Reino de Murcia, primero los de origen granadino (8 de octubre de 1610), y más tarde los del valle de Ricote y el resto de moriscos antiguos (octubre de 1613). Tras la promulgación de los decretos de expulsión, se celebró el 25 de marzo de 1611 en Madrid una procesión de acción de gracias «a la que asistió S. M. vestido de blanco, muy galán», según relató un cronista.1 En total fueron expulsadas unas 350.000 personas, la mayoría de ellas de los reinos de Valencia y de Aragón que fueron los más afectados, ya que perdieron un tercio y un sexto de su población, respectivamente”.

Ya existía la amenaza que hoy se cierne sobre el mundo, esa guerra de civilizaciones, que nos llevaría nuevamente a perder lo logrado. Dicen que los ciclos se repiten, traen sus lecciones. En estos tiempos modernos se acerca lo ya experimentado por nuestros antepasados. Ojalá mi grito de advertencia y de soberanía no caigan en el vacío y que sea la entereza de los pueblos la que recupere la cordura y el control de la situación, porque definitivamente se anuncia que la historia está destinada a repetirse sino se obra con cabeza y determinación. ¡Viva la democracia! con todas sus fallas. Indiscutiblemente, son menos graves que las de los regímenes de horror, cuyas consecuencias nefastas están en su menú. Mi mirada ruega para que seamos capaces de cernir las diferencias y dejar que las democracias recuperen su hálito de vida y sus propuestas. Nunca es tarde para detener procesos que puedan llevar al arrepentimiento o que ya sus reveses resulten irreversibles. ¿Será que mi mirada “pesadilló” algo que atañe a todos los demócratas? que han aprendido a vivir en respeto y tolerancia. Dos sentimientos indispensables para la sana convivencia y para evitar guerras con baños de sangre. Ya han sido suficientes y la mirada de Ulisas clama por que cese el malestar del mundo. Precisamos un cambio de conciencia y aprender a educar en el amor. ¡Entonces tendremos otro cantar! Y en vez de "pesadillar" podré soñar en un mundo más amable.