Sencillamente irresisibles

Mides lo que Midas

Esto érase que se era un rey llamado Midas (historia que proviene de la mitología griega) que adoraba el oro. Tanto que un día, tras una buena acción, se le apareció un poderoso Dios del Olimpo y le ofreció cumplir su mayor deseo...”Quiero  -dijo Midas-  que todo lo que toque se convierta en oro”. Estaba feliz, su traje era de oro, su perro se transformó en una estatua de oro, una rama de un árbol con la que se rozó, también. Pero cuando tuvo hambre, su  comida y su bebida se hicieron oro. Desesperado le pidió a Dios que deshiciera el encantamiento…

 

Y esto erase que se era un individuo llamado Sánchez que adoraba el poder (historia que proviene de sus ansiosas actuaciones). Se volvía loco por volar y volar en el Falcón. Por tener una amplísima flota de vehículos a su disposición, concretamente 63 de todo tipo, de los cuales el más caro era un Audi A8 L W12 blindado, adquirido en 2017 por 498.042 €. Por contar con un Airbus A310 y un helicóptero Súper Puma. Con el palacio de la Mareta en Lanzarote y el palacio de Las Marismillas en Doñana (Huelva) para veranear, porque él es tan listo y tan guapo, que se merece vivir a todo trapo (emulando una canción). Por un servicio continuado de maquillaje y peluquería para resaltar su natural preciosidad y tapar las canas. Por desplazarse a lo largo y ancho del mundo para demostrar más que su talento (dudoso en lo académico) su talante hermosísimamente risueño y amable para “cambiar de opinión a cada instante”, pero hacerlo con estilazo, con un traje impecable y carísimo, azul como el infinito de su armario. Las camisas de Carolina Herrera. Las zapatillas Nike o de otras marcas semejantes. Por los arreglos de medicina estética y dermatología. Por contar en Moncloa con  trabajadores a su servicio y en consecuencia, no dar palo al agua del grifo. Por hospedarse en lujosos hoteles junto a sus hijas y Begoña, siempre a su lado, los dos como un solo hombre contra la adversidad. Por pasear por Davos, perseguir a Biden, platicar con Soros, practicar la 20/30, “desenterrar” el pasado, “enfrentar” los sentimientos del pueblo y, mandar y mandar y mandar.

 Pero un día se despertó y vio que todo se volvía presuntamente contra su poder, ese que adoraba, que le volvía loco y capaz de cualquier cosa. Que cada vez le creían menos (personas y militantes y votantes), que le afectaban de lleno las tramas de la corrupción (personal y maritalmente). Que su círculo más íntimo se transformaba en un “círculo vicioso”. Que su ley de Amnistía era una especie de losa política. Que como en aquella película de Luchino Visconti. “Muerte en Venecia”, su amor, su pasión por la presidencia del gobierno trasmutaba en obsesión, y a lo mejor, como en el film, en un encuentro con el ángel de la muerte (política por supuesto).

Pero nada de plantearse volver a su casa de antaño en Pozuelo, ni a su trabajo vulgar, ni a ser un don nadie. No y mil veces no. 

Igual que las ratas, desciende del barco sigilosa y rápidamente, aunque primero arroja por la borda a sus marineros, a quienes le salvaron de las tormentas. 

Lo hace comenzando por los más gordos, en todos los sentidos, para que se los coman antes los tiburones y desaparezca el rastro que presuntamente le implica.

Tiene que salvarse, tiene que seguir con las prebendas porque es un predestinado. 

No lo hace pensando en su beneficio por grande que sea, sino en el nuestro y en el de España. “Tan solo aspiro a sacar a los españoles del infierno de la desigualdad en la que les han metido las políticas de recorte de la derecha” “Yo soy mucho más humilde que otros” ha dicho con una soberbia inaudita. O sea, este prodigio de la humildad, del desinterés por el lujo ha de mantenerse firme caiga quien caiga, limpio como un jaspecito. 

Así que el hijo de torero, el ex Ministro de Fomento cuyo progenitor se llamaba Heliodoro Ábalos, lo tiene crudo aunque ahora se lleve fatal con Santos Cerdan. Por muchos pucheros que haga, mucho negar “la manta” en sus apariciones ante los Medios, mucho mentir como su jefe, mucho pasarse al grupo mixto, va a quedarse con el mote de "Carbonerito” que era el de su padre.