La mirada de Ulisas

Fraterna coexistencia despojada de arbitrariedades y oscurantismo

LA MIRADA DE ULISAS tiene tantos motivos para detenerse en lo que tanto la aflige desde su óptica femenina y justa, como ver el mal trato a la mujer en sociedades que la obligan a llevar el velo de un antaño que mortifica. Revaluado en un planeta libre, más relevante con las necesidades de la mujer moderna que ha sabido luchar sus victorias con sudor y lágrimas, y hasta con su aliento de defensora atrevida, que tantas veces le ha costado la vida. En ciertos continentes dejó atrás aquellos tiempos cuando era considerada una simple reproductora sin derecho a voz, voto ni a ser… sí, solo ser una esclava en todo el sentido de la palabra. Atada a sus quehaceres domésticos sin la posibilidad de nada más. Ahora que la hemos visto emancipada en varios lugares del mundo con su belleza interior a flote, siento un inmenso dolor desde la mirada que soy de mujer íntegra y responsable de mis actos y de mi discurso, ver el retroceso en que algunos países tienen a las mujeres bajo el mero hecho de mantenerlas vedadas y veladas, al anular sus derechos y pensamientos progresistas, sin ni siquiera permitirles el estudio ni la emancipación para poder dominar mejor su condición de “inferioridad”, según el criterio de determinados dirigentes. Y pensar que estamos en pleno siglo XXI cuando varias líderes de vanguardia dejaron su pellejo para darle cabida a la mujer del siglo XX, no sin haber asumido luchas y peligros extremos con exposición a los castigos y hasta la muerte por haberse apropiado del rol libertario, del cual se benefician hoy numerosas damas con sapiencia y voluntad de ser. Ser esas personas maravillosas, evolucionadas y dignas que saben que su feminidad lejos de ser un peso se convierte en dones, tal la serpiente emplumada que de rastrera se eleva a posiciones divinas y resulta con su cabeza altiva mirando un cielo despejado de inequidades.

Hace tres días mi mirada, la de esta Ulisas que reivindica lo adquirido por la mujer, vio un reportaje sobre esas mujeres en Irán, un régimen que las quiere amordazar, y ellas con su dignidad se revelan. Abandonan el uso del velo, se lo quitan a la brava a pesar del encierro como destino y la sanción que les espera. Descubren sus cabezas al dejar flotar sus bellas cabelleras al viento y a la condena. A pesar de los escarmientos que reciben, prefieren ser voceras de la libertad que dejarse amilanar por los peligros que corren. Ellas se sienten capaces de vociferar su malestar, aún desde la reprensión que saben que les aguarda. Las vigilan, les ponen cámaras para detectar su revuelta y atraparlas como vil animales que serán sacrificados como ejemplo para las demás féminas. Hacen pública la punición para que no se atrevan a romper leyes dogmáticas de una Charia que pesa sobre ellas. ¡Cuánto dolor acumuló mi mirada! Con lágrimas observé cómo se des…velan, se quitan el velo, se apartan del sueño y desde sus casas gritan su derecho a la existencia sin estorbos ni restricciones. Un lamento unido y desgarrador se apodera del espacio. Se quieren libres de ser y de ponerse o no los velos exigidos por una bota que anhela aplastarlas, dejarlas sin voz ni derechos. En un susurro nocturno que ensordece se manifiestan. Desde sus hogares sacan el grito de la libertad que rompe el silencio de la noche. Dialoga con las estrellas. Se solidarizan con sus pares y pierden su brillo al acusar la injusticia que se comete con sus hermanas, otras estrellas que buscan un esplendor que se les niega.

Con referencia a esta situación tan mohosa y desastrosa que vive Irán, su economía está en bancarrota y muchos de sus compatriotas desean que se les quite la opresión de un régimen que amordaza la existencia de los seres pensantes y evolucionados. Por ello, vimos anoche un derroche de misiles, de drones y de artefactos mortuorios que aterrizaron en terrenos ajenos en busca de represalia por la lucha que trajina Israel como bandera de ser la única democracia de la región. Permite descontentos que no ataja sino toma en cuenta para ir enderezando rumbos y tratar de llevar cierta equidad a su gente. La mirada de Ulises lo vivió con el impedimento de pasar una ley que estaba en entredichos y trajo crisis en la sociedad israelí. Lo que no sucede en Irán. Todo por la fuerza como su ataque anoche al terreno israelí desafiando cualquier convención mundial al intentar violar espacios que no le corresponden. Afortunadamente no lograron su propósito y lo que hicieron, cómo lo logrado con la vocería de las mujeres, es mostrarle al mundo un régimen de horror, que si no se le detiene será capaz de arrasar con naciones, que han consagrado su tiempo en abrirse a nuevos planteamientos donde la libertad se hace reina y sus condiciones predominan para abarcar otra realidad más cercana a la luz, al proceder de un alto al medioevo y a sus talanqueras, que no son pocas y sí de difícil manejo en un siglo que exige libertades y buenas razones de ser y de permitir al otro su existencia en más sana y abierta convivencia. Lo alcanzado por Irán anoche pone nuevamente en entredicho su régimen y nos marca que la iluminación debe ser el camino del mundo al progreso, al desarrollo y a todos los sinónimos que conlleven al crecimiento de las sociedades y la libertad de expresión y de ser. Israel se supo defender como aquellas mujeres que no callan. Sus exclamaciones se tornan plegarias y motivos de defensa por un pasar más acorde con los tiempos. Los del hoy que reclaman la vida y no la muerte ni el ostracismo. Sólo procesos evolutivos que den la posibilidad de fraterna coexistencia despojada de arbitrariedades y oscurantismo. 

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