Escucho demasiadas veces que la culpa la tienen los políticos y los medios de comunicación, que solo piensan en ellos mismos, y que no hacen más que mentir.
Es un error simplificar nuestros dilemas y desafíos como sociedad en estas entidades, es más, considero que el ciudadano tiene una responsabilidad total en la construcción de un diálogo coherente y un propósito en nuestra sociedad.
Hay una falta de comprensión enorme, sobre los problemas a los que nos enfrentamos, y por eso resulta tan fácil echarle la culpa a los demás. Y realmente cuanto más conozco al ser humano más comprendo que a menudo la desconfianza tiene sentido.
En ocasiones te encuentras con que la vida es una fiesta de disfraces, donde es difícil identificar al que tienes enfrente, la transparencia escasea en muchísimos ámbitos de la vida. Los que vamos a rostro descubierto, somos más arriesgados, incluso podríamos sentirnos pringados en ciertas ocasiones, pero seguro que somos mucho más valientes.
Daríamos un gran paso si no limitásemos la forma de ser de las personas a su profesión; tanto el regateo, la estafa y la cobardía existen históricamente en el comportamiento, el comercio menor hasta en los pactos entre personas… y no son rasgos exclusivos de grupos o instituciones, son por desgracia inherentes a la condición humana.
Debemos construir juntos una sociedad más transparente y honesta, donde también se entienda que la responsabilidad no recae solo en los políticos y los medios, sino en cada uno de nosotros.
