La mirada de Ulisas

Las diferencias nos enriquecen y dan mayor dimensión

Bella Clara Ventura
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LA MIRADA DE ULISAS observa con dolor lo que un error de cálculo conlleva. Ella, desde su visión un tanto imaginativa y analítica profundiza lo sucedido el fatídico 7 de octubre para Israel y para el mundo Occidental.  Una parte del globo que aún no despierta sobre el peligro que corre contra el tiempo. La espada de Damocles que no cesa de amedrentar a los países democráticos, que no adhieren a determinadas ideologías y menos a prácticas terroristas, cuando entran en acción a nombre de una divinidad, que mal interpretada produce un enfrentamiento cultural, bien definido como choque de civilizaciones. Una parte de la corriente de Oriente, derivada de los Hermanos Musulmanes, se inventa motivos para justificar la barbarie cometida sin piedad alguna con toda la sevicia que el hombre dentro de su delirio feroz es capaz de cometer a manos de actos terroristas que el mundo emancipado condena.

La mirada de Ulisas se detiene y examina lo acontecido con lupa para evitar caer en resbalones. Es una mirada que se quiere recta y sin tropiezos. Trata de ser lo más imparcial y reflexiva en sus juicios para justamente no caer en falsas acusaciones. Mirada que nace de los viajes tanto interiores como exteriores y busca la ecuanimidad en sus reflexiones basadas no sólo en su intuición, que bien grande es, sino en elementos de juicio que les den pie a sus pensamientos. Los echa a andar como su paso ágil que sabe llegar a indudables destinos. Esta vez su análisis se fundamenta en un hecho que parece confirmarse día a día por las nefastas consecuencias que dejó aquella lamentable madrugada de otoño en el sur de Israel, en la frontera con Gaza durante un concierto por la paz, que degeneró en carnicería humana con todos los terribles actos que ya el mundo conoce. Israel nunca calculó que Hamás atacaría de semejante forma, acostumbrado a recibir miles de misiles diariamente que sabe descomponer en el aire gracias al famoso Domo de hierro. Invento que le vale la protección a su pueblo. Siempre apremiado por el terror, pero de manera oficial goza de excelentes refugios que el gobierno obliga a construir para proteger a sus habitantes, lo que no hacen en Gaza para salvaguardar a su pueblo.  Por el contrario, exponen a niños, ancianos y mujeres como escudos humanos.

Lo insólito resulta que al considerar que Gaza y sus habitantes recibían millonarias subvenciones tanto de Qatar como de Israel y de organismos internacionales, representadas en jugosos aportes que ciertas sociedades occidentales también les facilitaban, presentes bajo el sesgo de esta parte del orbe sobre el concepto de la gratitud obligada, la Tierra Prometida se descuidó sin creer que su enemigo declarado podría atacar como efectivamente lo hizo. Primer error de cálculo y el segundo, y no menos importante: Hamás habituado a mandar sus numerosos misiles sin reacción por parte de Israel sino la mera destrucción del artefacto para cuidar justamente su reputación de pueblo que apadrina la vida de su gente y la de sus vecinos, al darles oportunidad de trabajo y de buena remuneración. Además, Gaza disfrutaba del suministro gratis de electricidad, agua, gas y otros beneficios. Servicios brindados por Israel. Asunto reconocido que tenía sin cuidado a los gobernantes de Hamás. Dejan en la miseria a su gente mientras disfrutan de grandes privilegios económicos debido a los valiosos subsidios facilitados por la comunidad internacional, el grupo terrorista tampoco supuso la reacción de Israel en su legítima defensa. Dos errores crasos de cálculo que hicieron mella en la situación en el Medio Oriente, donde una guerra, ya de seis meses tiene en jaque a Hamás y en gran tristeza a las personas de buena voluntad que no entienden que aún permanezcan rehenes judíos en cautiverio bajo la bota aplastante de un régimen de espanto como lo es Hamás. Ha hecho y deshecho con las víctimas inocentes que aún guarda como arma de guerra desatendiendo toda ley marcial que exalta el cuidado de la población civil, mientras que Israel en consideración con los palestinos los desplaza para evitar mayores víctimas del supuesto pueblo enemigo. Los dirigentes de Hamás se esconden en los túneles fabricados con el propósito de matar judíos, en vez de acampar a su gente dentro de esa protección que les sirve para esconderse y salvar sus pellejos, sin importarles la suerte de sus hermanos. Desatienden las necesidades de sus paisanos. Duele repetirlo, pero los exponen como carne de cañón. Entre más víctimas acumulan crean en el exterior una imagen solidaria al hacerlos aparecer como mártires y no como víctimas de un régimen que los ostenta. Se entiende que fue Hamás el verdadero detonante de esta guerra. Y me pregunto desde la mirada que soy ¿por qué ese grupo terrorista propició esta guerra? que ya suma demasiadas víctimas por parte y parte. Se aleja de una solución que lleve a la paz entre dos pueblos, que bien podrían vivir tranquilamente, si los gobernantes de Hamás no le hicieran resistencia a una sana convivencia y no le inculcaran a sus niños desde temprana edad el odio hacia sus vecinos, los judíos. Nación que ha hecho progresar su tierra mientras del otro lado de la frontera, Gaza, que hubiese podido destacarse como un excelso destino turístico con un desarrollo de sumo potencial económico, se encarga de educar a su gente con animadversión hacia sus colindantes; hombres y mujeres que anhelan vivir en armonía con su vecindad.

Los errores de cálculo son terribles y pueden llevar a un desastre global, ya que las consideraciones más altruistas no son tomadas en cuenta. Sólo una visión armamentista toma lugar. Lo que indica que en cualquier momento un error de cálculo puede llevar a la Humanidad a su destrucción. Basta del uso de la bomba atómica, que puede aparecer en el panorama mundial con un mero apretar de un botón, dicha acción nos llevaría a la desgracia que todos tememos. Hay que calcular riesgos para que las previsiones sean exactas y no a la deriva como suelen presentarse en la Historia. Siempre nos reseña lo mal que les va a todas las partes involucradas en las guerras. El costo y sacrificio son demasiado elevados aún para aquellos que declaren la victoria. El hombre no nació para matar ni liquidar a su par. ¡Ni las mismas bestias se matan entre sí! Se precisa de un despertar de conciencia que sepa calcular riesgos y tomar decisiones que favorezcan a la Humanidad al transformar el odio en amor universal, donde las diferencias no sean un punto de desunión sino un puente hacia la tolerancia y el respeto entre los semejantes, nuestros prójimos. Y no vivir con el miedo de la destrucción que agobia. Se hace latente con tentáculos que le aparecen a la vida y la amenazan de muerte. ¡Viva la sana convivencia! Y que el arma sea Amar sin distingo de ninguna clase. Las diferencias nos enriquecen. Nos dan mayor dimensión como humanos que somos y nos permite ser mejores personas, misión que todo individuo con valores y principios debe alcanzar.

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