Sencillamente irresistibles

Cuando el demonio anda suelto

Crudo invierno en Valladolid, ocho de la noche con un frio pelón de cinco grados. La ciudad está literalmente “tomada” en dos. 

En un lado las “lecheras”, las de la policía, al otro lado las lecheras y lecheros de verdad, los ganaderos y agricultores a quienes se vigila, reprime y corta el paso a palos incluso.

En un lado, el que los policías deben defender de estos peligrosísimos personajes, se encuentran (sábado 10 de febrero) los “mimados” por quienes se califican a sí mismos como “la progresía”. Son los autores y los protagonistas de las casi siempre tediosas y aburridísimas películas del cine español, que van a recibir los premios Goya, subvencionados todos con nuestro dinero (270 millones de Euros), y sin nuestra aquiescencia. 

Presupuesto  pues a manos llenas para los de siempre, para los temas de siempre, para los que convirtieron en héroes a los narcotraficantes en el personaje del Niño entre otros, y que seguramente han influido en los vítores y aplausos en Barbate de unos cuantos monstruos, a los asesinos de dos guardias civiles, una presa fácil para cobardes, porque para cumplir con su deber iban en una Zodiac pequeña (al parecer sus lanchas grandes se encontraban averiadas y sin presupuesto para arreglarlas) cuando les embistió brutalmente y les pasó por encima varias veces la narcolancha de 5.000 kilos y tres motores (700CV) que les mató de manera salvaje. 

No, no había presupuesto para repararlas, no lo hay para dotar a nuestros agentes de los medios necesarios para, al menos, estar en igualdad de condiciones con los narcos ¿Verdad Marlaska?, o mejor dicho MarlASCO... ¿Podrá dormir apaciblemente alguna noche?...

No, el dinero es entre otras frivolidades como la de los Goya, para estudiar la personalidad de los pingüinos (240.000€) ante las transformaciones ambientales. 

No hay para los custodios del orden, ni para los del otro lado de los fastos en Valladolid, para agricultores y ganaderos  que defienden su supervivencia, su trabajo y la comida de sus hijos y de todos, laborando de sol a sol, esclavizados por los impuestos, por la subida de los precios, por la burocracia inmisericorde, por las exigencias que le impone Europa con Ursulina Borderliner o algo así, de aspecto semejante al de la Dama Boba de Lope de Vega, junto con su pandilla de trajeados y uniformados burócratas, que si alguna vez han pisado un sembrado, que venga Dios y lo vea.

También protestan todas las asociaciones europeas de agricultores y ganaderos contra el Proyecto de Ley de Restauración de la Naturaleza, una propuesta legislativa de esos gentuzos, que con la agenda 20/30 por bandera, sus medios de transporte contaminantes, y su afán por destruir presas y demás, dicen proteger al menos el 20 % de la superficie terrestre y marina del continente. 

Es, dicha ley a su parecer, una herramienta para luchar contra el cambio climático, porque son dioses, o pitonisos evangélicos, y saben divinamente cómo hacer para que abejas y pájaros y Blanca Nieves y los siete enanitos vivan “felicillos” comiendo grillos for ever, ya que la naturaleza es mema y no sabe protegerse a sí misma (más bien, ellos  no saben cómo seguir mandando supranacionalmente y cobrando sueldazos a costa de lo que sea, incluido el lavado de cerebro con la culpa que se han inventado tenemos los humanos, respecto al dichoso cambio climático).

Al fondo de este desierto en el que con sus aberraciones quieren transformar España, si no se lo impedimos, se alza Marruecos, convertido cada vez más en un vergel. 

Allí no hay contaminación ni nada, solo un paisaje idílico y unos tomates maravillosos entre otros productos agrícolas, sin las mismas reglas que se les exige a los españoles para hacerse con el mercado europeo. Por ejemplo, el coste de un kilo de dichos tomates en España es de  cuarenta céntimos y en Marruecos de diez por su falta de requisitos frente a sus contrincantes, obligados a utilizar fertilizantes, semillas y transportes tan caros, que vuelven muy distintas las normas del juego para ambos.

Pero esto no es un juego, es algo terrible, el mundo al revés, el demonio suelto y Yolanda con el Papa “platicando” cariñosamente en el Vaticano