Reflexiones Australes

Constelación de organismos internacionales en América Latina

Organización de Estados Americanos (OEA), Comisión Económica para América Latina (CEPAL), Alianza del Pacífico, Organización de Estados del Caribe Oriental (OECO), Sistema Económico Latinoamericano del Caribe (SELA), PROSUR, Comunidad Andina de Naciones (CAN), Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), Sistema de Integración Centroamericana (SICA), Asociación de Estados del Caribe (AEC), Comunidad del Caribe (CARICOM), Secretaría de Integración Social Centroamericana (SISCA), Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), Mercado Común del Sur (Mercosur), Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) y Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR). Los organismos o bloques anteriores, son algunos de los numerosos intentos de las naciones de América Latina, por lograr coordinar esfuerzos hacia el desarrollo de sus economías. Lamentablemente, los sucesivos cambios de gobierno en los distintos países han impedido que estos bloques y organizaciones hayan sido efectivas. En el caso de algunos países con sistemas dictatoriales como Venezuela, Cuba y Nicaragua, la libertad económica y la propiedad privada han sido perseguidas, lo que complica más las cosas. La mayoría de estos organismos tienen funcionarios, sedes, propuestas y programas de acción. La burocracia que los rodea, las presidencias rotativas y la falta de continuidad, han llevado a la mayoría a una total inoperancia. Muchos de los objetivos se superponen y su capacidad de medir objetivamente su eficiencia es nula. En este enjambre, centenares de reuniones se llevan a cabo en distintos países, con viajes, estadías, viáticos y tiempo ejecutivo valioso. Los dirigentes de estas organizaciones y bloques son los más interesados en que sigan funcionando, para poder seguir cobrando sueldos. Centenares de publicaciones, normalmente de tinte académico y muy alejados de la realidad, adornan el trabajo de quienes trabajan ahí. Lo normal, es que los estudios sean extensos, extemporáneos y muy ideologizados. En los 60, la CEPAL -basada en Santiago de Chile- promovió la sustitución de las importaciones, generando industrias ineficientes en la región. La teoría de las ventajas comparativas no fue considerada. Las tarifas, los aranceles diferenciados, las cuotas de comercio exterior, y la utopía de un gran flujo de comercio intra regional, justificaron políticas económicas nefastas. La reforma agraria en Chile es otro ejemplo, gatillado en la Alianza para el Progreso, de un proyecto fracasado. Chile produjo automóviles en Arica y Argentina televisores en Ushuaia. Poco se sabe de los recursos que se gastan (o malgastan) en estos organismos. Hay mucho secretismo de sueldos, planes de pensiones, edades de jubilación, viáticos, gastos de pasajes y hoteles y aportes por país. Tampoco se sabe mucho de cómo opera la meritocracia (si es que opera). Se observa regularmente que ex funcionarios de distintos gobiernos, muchas veces de mal desempeño, sean “acogidos” en estos organismos como premio de consuelo. Sería beneficioso que alguna universidad o centro de estudios, llevara adelante un estudio serio sobre la materia. Si existieran menos organismos y menos funcionarios, pero focalizados en un trabajo común, los frutos estarían a la vista.