Símbolos sin tiempo

Carlos Herrera y la Real Federación Española de Fútbol

Creer en la democracia es desear que la renovación llegue sin paliativos a los estamentos que se han ido anquilosando a lo largo de los años y que se han rodeado de servidumbres interesadas, muy difíciles de atajar.

También es necesario - y ahora más que nunca - que esa renovación verdadera llegue a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y que, los que hasta ahora se habían apropiado del estamento den un respiro para que otros, que nada han tenido que ver con tantas cosas raras y enrarecidas, puedan participar desde dentro para extirpar todo lo que huele a un podrido nauseabundo.

Es lamentable ver, desde la barrera de la vida, cómo, los que fueron mangoneadores a su antojo, se afilan las uñas, para que nadie se atreva a inmiscuirse en un mundo que creen que está reservado para ellos y solamente para ellos. No desean ni tan siquiera contrincantes. Por eso ha sido sorprendente que la candidatura que podría estar presidida por el periodista Carlos Herrera se haya convertido en un inconveniente, porque los de siempre, los que nunca se apartan, ya lo tenían calibrado.

Son los que ahora se apresuran para que Carlos Herrara no tenga ni siquiera la posibilidad de salir elegido a través de unas votaciones libres y transparentes. Se apresuran incluso a que existan trabas poderosas que procuren que, por si acaso o por si las moscas, no pueda presentarse a las elecciones ¡Poderoso caballero es don dinero! Y también “poderoso es el deseo de seguir haciendo y deshaciendo”…

Y es muy difícil, sumamente difícil, que los que tienen cogido el rábano por las hojas aflojen un poquito para que otros, que nunca la liaron, tengan la posibilidad de demostrar que las cosas pueden hacerse mucho mejor y con absoluta transparencia. Carlos Herrera ofrecería, en este caso, credibilidad y solemnidad a esa Federación que tanto ha dado que hablar durante los últimos meses ¿Quién será o quienes serán los que tanto interés tienen en que todo siga como hasta ahora? Todos lo sabemos y es incomprensible.

No me cabe en la cabeza que las federaciones deportivas no deseen transparencia y que los clubs deportivos no la procuren a través de modos democráticos, para que el deporte español no huela a podrido y no sea causa de tantos escarceos. No hay quien entienda que en este país inmisericorde no exista la posibilidad de que las cosas discurran como han de discurrir. Carlos Herrera propone frescura y elegancia a una institución deportiva que ha estado a punto de reventar, porque el deporte era lo que menos interesaba.

Abogo por la bonhomía de los que tienen la posibilidad de ofrecer los avales para que Carlos Herrera pueda presentarse a las elecciones de la Real Federación Española de Fútbol y, sobre todo, para que tengan en cuenta que a ellos tampoco les interesa que esa institución, a la que pertenecen, se sienta colmada con los escándalos que arbitran un mundo dirigido hacia el fracaso estrepitoso, y a que unos pocos, que no se apartan ni con agua hirviendo, no dejen que nadie más participe en su coto privado. Ese que han creado y recreado para sus intereses y los de sus camaradas.