Proserpina

Caricias y Cantares

Es ya muy larga la andadura de María Pilar Cavero Montori, catedrática, historiadora, formadora de profesores, escritora y poeta. Hasta ahora solo había leído sus novelas «Orosia» y «Romeo» y me declaraba admiradora de su narrativa. Pero esta autora me ha llegado aún más adentro tras leer su último poemario, «Caricias y Cantares». 

El periodista venezolano Ricardo Gil Oteiza define a Cavero como poeta de la intimidad y de la existencia. Y yo te digo, lector, que penetrando en ti, con su verbo y con su verso, Maria Pilar te muestra ese amor que todavía esperas.

    «Mi sangre, helada de tristeza

    es ahora lava ígnea.

    Soy hoguera inflamada

     de deseos ocultos»

    

Pilar Cavero selecciona cuidadosamente las palabras y sus poemas son breves y concisos, consiguiendo de ese modo que cada línea sea poderosa e impactante. «Caricias y Cantares» es la muestra del talento poético de esta autora creativa e inquieta con un dominio del lenguaje capaz de alterar el sistema límbico del lector. Y escribe: «Deberíamos vestirnos con los ojos del alma, para sentir al otro».

Para Antonio Machado, la poesía es el diálogo del hombre con su tiempo. En «Caricias y Cantares», Cavero deja constancia del devenir de su existencia, de sus reflexiones sobre el paso del tiempo y sus secuelas. Dice que somos pasado viviendo en el presente y le gustaría atrapar el silencio para hacerlo florecer. Le pesan la soledad y la tristeza, pero no teme a la muerte, sino al olvido en vida. A las Moiras se les pide que cuando lo decidan, elijan un corte limpio.

Es mucha la melancolía que Maria Pilar derrama en este poemario en el que nos abre las puertas de su casa. Esa casa vieja que llena de canciones para que no esté triste y acoge a golondrinas, mirlos, gorriones y alguna que otra salamandra. Una casa repleta de libros de otros tiempos y papeles de hoy. Una casa viva, como ella declara. Porque cada día, sobre su cama desecha sigue componiendo un nuevo poema. En «Caricias y Cantares» hay tristeza, si, pero sobre todo belleza, cantidades ingentes de pasión y energía para alzar la voz contra los sinsentido de esta vida. «El odio debería devorarse a sí mismo, beber de su propio veneno y pudrirse con él»

En definitiva, a Maria Pilar Cavero le duelen las ausencias y el zarpazo del tiempo, pero yo  les aseguro que estar con ella revitaliza. Es un alma viajera, siempre en pie, que instruye y entretiene, que alegra el día vistiéndose de colores. Una mujer sabia. Una mujer valiente. Una mujer tremendamente sensible y sensual.

    

    LAS RODILLAS

    La luz tamizada de la tarde

    incidía sobre sus rodillas,

    que entre almohadones reposaban,

    y se reflejaba en su piel,

    una seda muy suave

    capaz de retener cualquier caricia.

 

    Él, encandilado, las mordió suavemente.

    Su aliento, seductor y seducido,

    rozó la luz que desprendían

    y se estremecieron, dispuestas

    a abrirse y mostrar el tesoro

    que celosas encerraban.

 

    Deja oculto mi rostro —dijo ella—,

    cúbrelo con una gasa roja,

    hoy mi plenitud reside en ellas.

 

    Él obedeció.

 

    Sus manos, sus labios y sus dientes

    se llenaron de luz y de sabor a umami.

 

Maria Pilar Cavero dice que los libros llevan impresas las huellas y miradas de quienes se detuvieron y degustaron sus palabras.Las mías, ya han quedado atrapadas.