El Jardín del Edén

Barbate

Hace quince años estaba por trabajo en un país de América Central, y allí un Alto Cargo me explicaba como las maras, a través del tráfico de drogas, se habían hecho con el control del Estado, y en el proceso llevado a la desesperación -y a veces al luto- a los millones de conciudadanos que sólo buscaban poder vivir y trabajar honradamente. La clave que me dio era muy sencilla: que sea la Policía la que tenga más miedo a los traficantes que al revés.

No creo que nadie bien nacido no esté sobrecogido por el asesinato a sangre fría de David y Miguel Ángel en el puerto de Barbate, enfrentándose sin medios adecuados a unos narcos que los tenían completamente a su merced. Pero con todo el dolor, rabia e impotencia que podemos sentir, es necesario que vayamos más allá, y nos demos cuenta del salto cualitativo que este doble asesinato representa, y como nos afecta muy directamente a todos.

Que las drogas son un problema de salud pública no nos lo tienen que explicar a los “boomers” que enterramos hace ya varias décadas a muchos jóvenes con adicciones a la heroína o el LSD. Pero las drogas, y sobre todo su tráfico, son mucho más que un problema de salud pública: dado el ingente volumen de dinero que involucran son un cáncer con el potencial de corroer y corromper una sociedad hasta sus cimientos. Hay varios países enfangados en problemas de tráfico de drogas, que por desgracia ratifican este aserto: elijan su ejemplo. Es importante que en España no crucemos ese umbral y nos deslicemos por la misma pendiente, y lo de Barbate es un suceso terrible, por lo que es, por lo que representa y por lo que nos acerca a ese umbral.

Y, ¿qué es lo que representa? Pues muy sencillo, por el momento el control del puerto de Barbate por los narcos en vez de por la Guardia Civil, y a continuación la inanidad del Estado que después de haber recibido un órdago tan brutal responde con palabras huecas para echar balones fuera del Ministerio del Interior en vez de para defendernos de los que nos atacan como Sociedad y como Estado. ¿Cómo es posible que los narcos se refugien en el puerto de Barbate para protegerse de un temporal, y lo hagan con total impunidad? Y la siguiente pregunta sería: ¿Cuánto tiempo tardará nuestro sistema de protección del delincuente, pagado con nuestros impuestos, en poner en la calle a los detenidos tras el doble asesinato?

Mohamed V acertó cuando le puso la bandera de España boca abajo al Presidente Sánchez en una ocasión que fue a verlo y Puigdemont aún más cuando ni tan siquiera se la puso a nuestra Vicepresidenta cuando se entrevistaron en Bruselas. Ahora y mientras nuestro Ministro del Interior saca pecho de lo controlada que está la situación en el Estrecho, unos delincuentes pasan literalmente por encima de la Guardia Civil. Señoras, señores y señoros del Gobiernos, si les mola que les humillen, allá ustedes. Háganselo mirar, pero ese no es el problema. El problema es que cuando ustedes no saben hacer su trabajo, los que les pagamos su sueldo somos los que además sufrimos las consecuencias, las humillaciones y los deshechos de este Estado, y algunos como David y Miguel Ángel, hasta con su vida. Dejen de tener comportamientos pueriles de autodefensa y hagan algo útil y sensato, y si no saben -o no quieren-, al menos quítense de en medio y no estorben.